Mezcla de drama con suspenso y película de acción, Desaparecido es el retorno de Halle Berry a un rol protagónico donde su constante presencia en pantalla no llega a ser suficiente para sostener un relato previsible y de poca agilidad.
Karla es una madre de clase trabajadora en medio de un divorcio en el cual tendrá que pelear con su ex marido por la tenencia de su hijo Frankie. En medio de un paseo por una feria de atracciones, Karla se aleja de Frankie para hablar con su abogado y, cuando corta la comunicación, se encuentra con que su hijo ha desaparecido. En medio de la desesperación, divisa como una mujer lo mete en un auto y se lo lleva. Desesperada, Karla emprende una persecución en su minivan, decidida a no dejar que los secuestradores se lleven a Frankie.
La película de Luis Prieto (un prácticamente desconocido director que no muestra acá motivos para querer revisar su filmografía en busca de joyas perdidas) es fallida casi desde el principio. Si bien la secuencia de títulos promete una película bien armada desde lo emocional, ya en cuanto abre el relato nos encontramos con una muy extensa y mal armada secuencia de presentación que nos quiere mostrar el lugar de trabajo de Karla, pero que por alguna razón pierde mucho tiempo en mostrar algunos de los clientes, logrando volver al film muy aburrido en su mismo comienzo.
La secuencia del secuestro, clave en la película, es otro momento fallido, copiado de En lo profundo del océano (The Deep End of the Ocean, Ulu Grosbard, 1999) pero que, por ciertos problemas de armado y al estar estructurada desde una conversación telefónica poco interesante, no logra generar ningún tipo de dramatismo. Lo mismo ocurre con la persecución del auto de los secuestradores (la cual ocupa la mayor parte del metraje de Desaparecido), está tan mal montada y tan plagada de momentos en los cuales la persecución baja su intensidad que el espectador no logra nunca angustiarse solidariamente con Karla.
Desaparecido es una película relativamente corta que parece volverse interminablemente larga. Parece ser un proyecto que busca poner en primer plano todo el tiempo la actuación de Halle Berry, como la madre desesperada dispuesta a todo para no perder a su hijo, pero los diálogos y los monólogos que tiene la actriz mientras está al volante de su vehículo, plagados de clichés y repeticiones hasta el hartazgo, hacen que lo único que pueda demostrar es que sabe llorar muy naturalmente, lo cual a esta altura del film ya poco importa.