CUANDO EL 911 TE PONE EN ESPERA
Como si se tratara de una secuela directa de 911 llamada mortal, Halle Berry vuelve a disfrazarse de heroína pero esta vez para trata de salvar a su propio hijo y saliendo del escritorio desde el principio. No hay manera de que esta película sorprenda, en ningún orden, y el esfuerzo que hace es para entretener a fuerza del carisma de su protagonista y de las situaciones de tensión que se generan, ya no de los giros de guión que resultan por demás de predecibles. Entonces quien se decida a ver Desaparecido mal puede alegar que se siente decepcionado, si es que tiene una idea de lo que se le está ofreciendo en el menú.
Karla (Berry) está en medio de la gestión problemática de la tenencia de su hijo cuando, en pleno día y en medio de un parque, el mismo desaparece. Guiada por testigos, llega a la conclusión de que se lo llevó una mujer en un vehículo y sin perder tiempo, se decide a perseguirlo más allá de todo riesgo y falta de precaución.
Es probable que el planteo tenga algo de Búsqueda implacable, ya que si bien Karla no es una especialista en tácticas y enfrentamientos criminales como lo es el personaje de Liam Neeson, pone el mismo tesón en la búsqueda de su pequeño hijo y sin medir consecuencias. Esto es lo que mantiene viva a la historia junto a la idea de que esa madre está “jugada” de todas las maneras posibles y es lo que la pondrá al límite de toda acción por temeraria que sea. Los climas de tensión se logran a partir de la construcción del complicado y dramático mundo de Karla y de la relación con su pequeño. La larga intro que se encarga de mostrarlo sirve de plataforma para que de alguna manera el espectador se ponga en lugar de esa madre y avale que ella intente lo imposible. Claro que no estamos hablando de algo así como lo que pasa en dos películas de temática similar que me vienen a la memoria: No con mi hija (1991) y Ojo por ojo (1996) con Sally Field como la madre “luchona” con hijos en problemas, pero también es un poco el ejemplo de cómo hay historias que necesitan explotar la angustia canalizándola a través de un actor que resulte 100% empático y que lo demás, no importe nada. Berry tiene un premio Oscar encima y el prestigio de varias realizaciones con gran peso dramático en su haber al estilo Cambio de vida (de esas que tanto les gustan a cierto sector de la crítica), al margen de cosas cuestionables como Catwoman o de superproducciones corales como Cloud Atlas, X-Men o la más reciente Kingsman: el círculo dorado. Y esa versatilidad y falta de imposturas al elegir papeles permiten que Desaparecido la luzca como a su mayor atracción y con todas las luces y no actuando a reglamento. Porque Halley se mete y disfruta de cada personaje por deslucido que sea y lo dota de una energía especial. Exagerando, por supuesto, porque sin la excusa de Liam Neeson que era un experto de antemano antes del secuestro de su hija, ella progresa en sus personajes desde la indefensión y la desesperación que, por lo visto, la dotan de habilidades extraordinarias.
En la historia también tenemos desidia policial y distracciones que hacen notar que Karla está sola en su lucha y no contará con el más mínimo apoyo oficial. Los malos son realmente descorazonados y de un aspecto casi repugnante y sus intervenciones suman tensión y peligro que parecen reales en virtud de lo doméstico, más allá de algunos desaciertos en el guión que terminan causando gracia. Y el desenlace, si bien es obvio y con latiguillo anacrónico incluido, libera toda esa tensión de la manera esperada.
Habrá quienes sostengan que Desaparecido es una propuesta totalmente innecesaria, pero para ese público que se renueva y tiene algo de simpatía por la buena de Halle Berry -que sigue aparentando treinta años y se banca muchos secuestros más-, resulta un programa más que razonable.