A estas alturas, todos sabemos la montaña rusa que es la carrera de Halle Berry. Luego de haber sido la primera afroamericana en ganar el Oscar allá por el 2002 con su descomunal trabajo en Monster’s Ball, su prontuario en el cine ha tenido demasiados altibajos y casi parecería que haber obtenido la estatuilla fue más una maldición que otra cosa. Pero si hay algo que no puede negarse, es que se pone al hombro cualquier trabajo que esté frente a ella, ya sea la pútrida Catwoman, la intrincada Cloud Atlas de las Wachowski o el tenso thriller The Call. No voy a mentirles, es una de mis actrices favoritas por el simple hecho de que es una guerrera que se lleva por delante el proyecto que protagonice, y Kidnap no es la excepción.
Quizás una secuela espiritual a la mencionada The Call, película que la tenía detrás de un escritorio y teléfono durante las tres cuartas partes de la misma, esta encuentra a Halle como Karla, una abnegada madre y mesera de restaurante que en su tiempo libre lleva a su adorado hijo Frankie a un parque para, acto seguido, ver cómo este desaparece frente a sus narices. Lo peor ocurre inmediatamente después, cuando ve que una mujer arrastra a su niño hasta un auto y procede a escapar a toda velocidad. Si hay algo en lo que Kidnap no es novedosa, es en su narrativa. Producto de la mente de Knate Lee (guionista de la próxima The New Mutants), su arco es llevar simplemente a una madre desesperada desde un punto a otro, recabando poco a poco la información hasta llegar al desenlace. Es un thriller genérico, que antes se ha visto representado varias veces y mejor, con más acción y producción, pero no quita que sea un vehículo de lucimiento para una Berry impactante y aguerrida.
Desde el segundo en que pierde a su hijo, el modo barbárico en el que se arroja a la persecución denota un instinto maternal puro, retratado con ahínco por la actriz. El guión la pone a parir en algunas situaciones bastante descabelladas y sus expresiones puede llegar a fatigar, pero es innegable que uno no puede despegar la vista de la pantalla por la intensidad presente. El segundo film en habla inglesa del español Luis Prieto (Pusher) no es una Taken pero sí una prima lejana, que captura las secuencias de acción y persecución para generar máximo impacto en la platea. Acá la protagonista no es una experta entrenada en combate, es una simple madre coraje abocada a recuperar a su muchacho, y esa sensación de que podría pasarle a cualquiera es un punto más a favor que se anota la película.
Kidnap empieza y termina con Halle Berry. Puede que haya incoherencias en el guión, que las revelaciones finales dañen y le den otro significado, y puede que sea poco memorable, pero son 90 minutos de una intensa persecución prolongada, ancladas en la interpretación de una actriz que se rehúsa a pasar al olvido sin antes dar una buena pelea.