Storm Reid se pone al servicio de este relato, uno de los mejores de su tipo (pantalla de PC y teléfonos grabados) y en donde las vueltas de tuerca y la tensión in crescendo funcionan de principio a fin, más allá de algunos excesos. Para ver al borde del infarto.
Las redes sociales al rescate. Cuando la madre de June desaparece misteriosamente luego de un viaje de placer con su nuevo novio, queda en manos de June encontrarla en respuesta a la ayuda nula del FBI. Con las redes sociales como asistencia esencial, June va a interiorizarse en los perfiles tanto de su madre como de su novio, descubriendo cosas no muy agradables pero teniendo mejores resultados para poder hallarlos. Desconectada se trata de una secuela independiente de Buscando… (Searching, 2018), donde el mensaje es el mismo: el lado positivo de las redes sociales en contrapunto a numerosas propuestas que suelen retratarlas como algo negativo. A través de esta premisa, la película nos sumerge en un clima de suspenso, despintándonos de por medio con giros sacados de la manga que funcionan muy bien porque te mantienen enganchado y te generan curiosidad sobre cómo se va a resolver la cosa. Storm Reid, mejor conocida como Gina en Euphoria, tiene la labor de hacernos empatizar con June y ver cómo su personaje se convierte en una suerte de heroína a lo largo de la cinta. Mientras que Tim Griffin, como Jimmy, es uno de los personajes que más me sorprendió debido a cierta evolución en su desarrollo que no adelantaremos aquí para evitar caer en el spoiler. Como dije antes, Searching es el inicio de esta saga antológica, tenemos también una leve conexión con Run (2020), un trabajo que tiene en común a Aneesh Chaganty como director. El filme fue dirigido por los debutantes Will Merrick y Nicholas D. Johnson, quienes habían estado en la edición de Run. El guion de esta historia corrió nuevamente por cuenta de Sev Ohanian y Aneesh Chaganty. Tal vez en unos años el filme peque de anticuado, pero lo que va a quedar en la memoria es el enfoque positivo que se le dieron a las redes sociales. En definitiva, Desconectada es una sorpresa que no deberían pasar por alto.
Una de las grandes sorpresas recientes de la cartelera que no defraudará a quienes busquen entretenerse con una propuesta de suspenso bien hecha. Desconectada es una continuación de Searching, una producción independiente de misterio estrenada en el 2018 donde la trama se desarrollaba a través del uso de Smartphones. No es necesario tener vista esa película para disfrutar esta entrega, ya que se trata de una antología que planea ofrecer relatos independientes centrados en un mismo concepto. En este caso el argumento tiene como protagonista a una joven que investiga la desaparición de su madre en Colombia desde Los Ángeles. Cuando el FBI no pone suficiente esfuerzo en el caso la chica decide resolver el misterio por su cuenta. Sus únicas herramientas son Google Maps, una cuenta de Gmail y Facebook. A partir de esa premisa los directores Will Merrick y y Nicholas Johnson desarrollan un thriller que no da respiro hasta el final con numerosos giros inesperados. No obstante,las grandes estrellas de esta película son los editores, Austin Keeling y Arielle Zakowski , quienes consiguen sostener un clima de tensión permanente con su trabajo. Lo interesante de Desconectada pasa por el modo en que aborda el género con recursos limitados y un muy buen reparto. Storm Reid, la protagonista, se redime después de lo que fue su labor en la horrenda A Wrinkle of Time con una muy buena interpretación que le hace más justicia a la icónica detective amateur Nancy Drew que el mamarracho oficial del canal CW. Durante el desarrollo del conflicto conforma una muy buena dupla desde la distancia con el veterano Joaquín de Almeida, quien representa la cara más conocida del reparto junto con Nia Long en el rol de la mujer desaparecida. Desconecta probablemente no va a envejecer bien con el paso del tiempo producto del avance de la tecnología, sin embargo quedará en el recuerdo como un gran retrato cultural de las herramientas que había disponibles en el 2023. No tuvo demasiada difusión esta producción pese a que representa el mejor material que brindó en el último tiempo el cine norteamericano dentro del suspenso.
June es una chica de 18 años que vive junto a su madre. Su padre murió cuando ella era muy chica y su mamá tiene ahora un nuevo novio con el que se irá de vacaciones a Colombia. El problema comienza cuando June va al aeropuerto a buscar a la pareja y ellos no aparecen ni contestan sus llamadas desesperadas. “Desconectada” es un largometraje estadounidense estrenado el pasado 2 de marzo de 2023 en Argentina. Es la secuela de la película de la película «Searching» estrenada en 2018. Este film está filmado de una manera particular ya que podemos ver a los protagonistas a través de filmaciones realizadas por computadoras y teléfonos celulares. Me gustó mucho ese estilo, pero a su vez me pareció que es una forma de grabar más compatible con las películas hechas para televisión. La historia me pareció muy entretenida llegando a que cambie mis teorías sobre el caso múltiples veces a lo largo de todo el filme. Lo único que no me gustó fue el final porque creo que quedó algo fuera de lugar. Entiendo que quisieron que sea inesperado, pero creo que ese cambio repentino en los eventos hace que la historia que acabamos de ver tenga ciertas inconsistencias. Se destacan las actuaciones de Storm Reid (June), Nia Long (Grace), Joaquim Almeida (Javier) y Ken Leung (Kevin). Si les gustan los misterios y el suspenso entonces no se pueden perder “Desconectada”.
Una búsqueda desesperada de una hija por encontrar a su madre desaparecida en Colombia, utilizando todas las herramientas digitales a su alcance. Es la continuación de la ingeniosa “Searching” (Buscando…) dirigida por Aneesh Chaganty donde un padre frente a la inacción policial decide hurgar en la computadora de su hija para ubicarla. Ahora, los que fueron los editores de esa película, son los directores y autores: Will Merrick y Nicholas D. Johnson. El argumento cuenta como una familia feliz es golpeada por la desgracia por la muerte del padre, Deviene con el paso del tiempo en una ríspida relación entre la madre (Nia Long) con su hija adolescente encarnada por Storm Reid. Pero cuando su mama no regresa de un fin de semana con su novio en Colombia, la chica angustiada y a kilómetros de distancia de donde desapareció, recurre a sus únicos recursos. Tiene la burocracia internacional en su contra, no confía en la labor policial y por eso decide utilizar creativamente lo último en tecnología digital para encontrarla: Piratea los correos electrónicos, los sitios web que frecuenta, las fotos sacadas por su teléfono, en una frenética concentración que se presenta como un rompecabezas que plantea más dudas que soluciones. Es que la hija descubre secretos que le hacen creer que nunca conoció realmente a su madre. Pero además del entretenimiento que brinda la película tiene una mirada crítica a la facilidad con que nos entregamos a los sistemas de vigilancia por conveniencia y como esas aplicaciones alimentan nuestra voracidad por información. Como un capítulo de “Black Mirror” o una constatación de la realidad.
REPETICIÓN LIGERAMENTE EFECTIVA Con Buscando… y su pequeño éxito, Hollywood encontró, un poco de la nada, una potencial franquicia, con costo bajo y resultados financieros óptimos, además de una estructura narrativa y estética que puede renovarse, aunque sea mínimamente, con cada entrega. Por eso el estreno de Desconectada -que es una secuela que no continúa la historia previa- no es para nada sorpresivo, al igual que la repetición de virtudes y defectos. Esta vez el relato se centra en June (Storm Reid), una joven que nunca pudo superar la ausencia de su padre fallecido cuando ella era todavía una niña y que mantiene una tirante relación con Grace (Nia Long), su madre. Cuando esta última se va de viaje a Colombia con su novio (Ken Leung), le surge la oportunidad de pasar unos cuantos días libres en los que aprovecha para enfiestarse a más no poder. Pero cuando le toca ir a buscar a la pareja al aeropuerto, ellos no aparecen, no hay forma de contactarlos y no hay rastro visible de ellos. A partir de ahí, June comenzará el procedimiento ya conocido gracias a Buscando…: una búsqueda entre frenética, desesperada y obsesiva a través de todas las herramientas disponibles en línea, incluso a contramano de las agencias de seguridad y con aliados inesperados, narrada a través de dispositivos como celulares y computadoras. El film de Nicholas D. Johnson y Will Merrick no pretende innovar en demasía, limitándose a narrar a todo galope una historia cuyo componente principal es el suspenso, pero cuyo telón de fondo es un drama materno-filial donde la protagonista, a medida que profundiza su investigación, va destapando secretos bastante dolorosos. En eso, Desconectada también se parece a Buscando…, aunque el cambio se da desde la perspectiva, ya que esta vez es la mirada sobre el otro que es sacudida es la de la juventud. Lo cierto es que la película, al tener más aceitados los mecanismos formales que se presentaron en su predecesora, consolida una tendencia que permite aproximarse al lenguaje y las vías de comunicación que se manejan en la actualidad: la información se acumula a mil por hora, haciendo incluso interactuar los datos, confundiendo un poco al espectador -y hasta asfixiándolo-, pero también capturando su atención y permitiendo que pasen de largo algunos baches del guión. En otra coincidencia con Buscando…, la mayor debilidad de Desconectada surge en los minutos finales, donde hay varias resoluciones que fuerzan excesivamente al dispositivo narrativo, haciéndonos preguntar si había necesidad de sostener tan al extremo esa apuesta formal. Eso sí, la película se permite exhibir una mayor autoconsciencia y hasta algo de humor irónico, lo cual le quita solemnidad al drama que plantea. Esto no quita que Desconectada, aún siendo más que aceptable en su diseño y concreción, es un producto limitado y que no tiene mucho nuevo para decir o aportar.
En camino a Colombia Si bien en un principio las películas de pantalla de computadora o escritorio o “screenlife”, uno de los rubros del cine de género con mayor crecimiento durante el Siglo XXI, parecían de hecho apenas una corriente más dentro del marco englobador del found footage/ metraje encontrado o quizás el mockumentary/ falso documental, dos vertientes interconectadas que explotaron en popularidad a posteriori del estreno de La Última Transmisión (The Last Broadcast, 1998), de Stefan Avalos y Lance Weiler, y El Proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999), de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, la verdad es que consiguieron en gran medida independizarse de planteos previos gracias a su paulatina homologación con el “desktop thriller”/ suspenso de ecosistema virtual, panorama que prontamente derivó -como de costumbre, cuando un formato se vuelve relativamente conocido entre la fauna cinéfila- en una catarata de obras mediocres o fallidas como por ejemplo Megan Is Missing (2011), faena de Michael Goi, The Den (2013), de Zachary Donohue, Eliminar Amigo (Unfriended, 2014), de Levan Gabriadze, Ratter (2015), de Branden Kramer, Host (2020), de Rob Savage, Spree (2020), de Eugene Kotlyarenko, Safer at Home (2021), de Will Wernick, Untitled Horror Movie (2021), de Nick Simon, y Dashcam (2021), también de Savage, entre otros bodrios oportunistas del montón que siempre pretenden subirse al tren del éxito cuando los recursos invertidos son muy pocos y las ganancias potenciales muchas. No obstante el screenlife como género, en su acepción del desktop thriller, asimismo nos dio sorpresas gratificantes que han venido alejando al esquema retórico en cuestión del ya cansado entorno sobrenatural, ese que el indie de todo el planeta pretende seguir explotando por la abundancia de cineastas imbéciles y redundantes, así nos hemos topado con películas variopintas e interesantes en sintonía con Open Windows (2014), de Nacho Vigalondo, Eliminar Amigo 2 (Unfriended: Dark Web, 2018), de Stephen Susco, Buscando (Searching, 2018), de Aneesh Chaganty, Perfil (Profile, 2018), de Timur Bekmambetov, y C U Soon (2020), opus de Mahesh Narayanan, un grupo al que ahora viene a sumarse Desconectada (Missing, 2023), secuela de la superior Buscando aunque con una trama independiente dirigida y escrita por los editores de aquella, Will Merrick y Nicholas D. Johnson, a partir de una historia de base ideada por Chaganty y su socio habitual, Sev Ohanian, quienes a su vez fueron los responsables de la también maravillosa Run (2020), de un Chaganty de linaje hindú que para aquel film con Sarah Paulson y Kiera Allen decidió abrirse del screenlife y volcarse al thriller de impronta clasicista. Desconectada, justo como las otras producciones de Bekmambetov del formato, Buscando y Perfil, unifica la ciclotimia narrativa del nuevo milenio con la levedad vertiginosa y lúdica del suspenso de la década del 90, cuando ese pulso semi pausado de los 80 comenzó a mutar en el mainstream en un frenesí ampuloso. La gran protagonista es June Allen (Ava Zaria Lee de pequeña, Storm Reid de adolescente), una joven negra de 18 años que idealiza a su padre blanco James (Tim Griffin), un sujeto que murió hace tiempo a causa de un tumor cerebral, y vive con su madre también de color, Grace (Nia Long), cuarentona que está noviando con un asiático, Kevin (Ken Leung), con el que planea vacacionar en Cartagena de Indias, Colombia, mediante un viaje solo para la pareja que dejará a la púber al cuidado de una amiga de Grace, la abogada Heather (Amy Landecker). Con semejante título no hace falta aclarar de qué va la cosa, por ello basta con decir que ahora la que desaparece es Grace, primero aparentemente en Colombia y luego en su Los Ángeles natal, motivando una investigación de parte de un agente del FBI, Park (Daniel Henney), y la pesquisa en paralelo de la propia June, quien recibe la asistencia de un colombiano al que contrata on line, Javier (Joaquim de Almeida), mientras considera como posibles sospechosos a Kevin, el cual termina “ejecutado” por el aparato represivo colombiano, y Heather, degollada en su oficina como si la faena fuese equiparable además a un giallo setentoso. La chica, desde su computadora hogareña y ayudada también por su amiga Veena (Megan Suri), se rehúsa a sopesar a su progenitora como sospechosa adicional incluso cuando parece confirmarse que todos los registros visuales del periplo a Cartagena fueron fabricados con una actriz que simuló ser Grace, Rachel Page (Lauren B. Mosley). Desconectada no es tan fundamentalista como otras obras del screenlife y sabe escaparle al escritorio de Allen cuando el relato necesita de algún flashback o flashforward dentro de una concepción narrativa de lo más delirante, léase llena de caprichos y soluciones un tanto forzadas, aunque indudablemente entretenida, algo que es de festejar tratándose de un metraje bastante inflado de casi dos horas. Como en Buscando los instantes melodramáticos abundan pero no molestan ya que están trabajados desde la honestidad familiar y no desde ese cinismo atolondrado tan habitual en el Hollywood de hoy en día, además Johnson y Merrick consiguen reducir el número de herramientas virtuales para la investigación de la mocosa en comparación con la andanada interminable de programas/ aplicaciones de otros desktop thrillers muy similares, enfocándose en esencia en Gmail, Instagram, Facebook, WhatsApp, FaceTime y servicios genéricos de cámaras remotas y una app ficticia de citas a lo Tinder, Luvly. El desarrollo retórico resulta eficaz y fluido y el desempeño de Reid y Almeida muy loable, siempre complementando el contraste entre las ideas y vueltas algo absurdas de la desaparición/ secuestro, por un lado, y el devenir sumamente mundano de la protagonista, por el otro, una joven cuyas principales “armas” son el Timeline de Google Maps y el viejo y querido arte de hackearle la cuenta de mail a terceros, en pantalla primero a Kevin y después a Grace, un minimalismo sutil que le hace mucho bien a la propuesta…
En 2018 se estrenó «Searching», una película que se centra en un padre que busca a su hija desaparecida a través de su computadora y sus redes sociales. Una historia atrapante pero que además nos brindó una manera interesante de presentarnos la trama, utilizando varios recursos tecnológicos para plasmarla en pantalla. En una especie de secuela independiente, que utiliza las mismas formas pero que nos presenta personajes e historias diferentes, llegó a los cines la semana pasada «Desconectada» («Missing», en su título original), un film atractivo con una gran cantidad de giros impactantes y sorprendentes. La película sigue a June, una adolescente de 18 años cuya madre y su pareja se van a Colombia de vacaciones. Como cualquier joven, aprovecha la ausencia de adultos para divertirse y hacer fiestas. Sin embargo, cuando debe ir a buscar a su mamá al aeropuerto se da cuenta de que está desaparecida. Es así como hará lo posible para dar con ella antes de que sea demasiado tarde. Una de las cosas más atractivas de la película no es solo qué historia se cuenta sino cómo se la cuenta. En todo momento vemos lo que está sucediendo en pantalla a través de la computadora o el celular de la protagonista. Videollamadas con otras personas, chats con amigos, posteos en redes sociales, cámaras de vigilancia, son algunos de los recursos a los que recurren para presentar la trama de modo creativo y dinámico. El ritmo siempre se mantiene y en ningún momento se vuelve aburrida o monótona. A su vez, la historia también es interesante y va avanzando de buena manera con el correr del metraje. Tenemos varios giros impactantes gracias a los descubrimientos que va obteniendo la protagonista. Eso nos mantiene atrapados y nos sorprende. Además, permite profundizar en algunos temas serios y necesarios, que es mejor no adelantar para no arruinar la experiencia del espectador. Las actuaciones del elenco están logradas, principalmente la de su protagonista Storm Reid, quien está todo el tiempo en pantalla y consigue transmitir la desesperación, el asombro, y el miedo que siente al enterarse de la desaparición de su madre y al intentar encontrarla. El resto de los actores acompañan de buena manera. En síntesis, si bien sigue los pasos de su antecesora «Searching», «Missing» es una película que se destaca tanto por la historia que cuenta como por la forma en la que lo hace. Un film que atrapa desde el principio hasta el final, que propone una resolución a la altura a pesar de caer en algunos momentos un tanto espectaculares y que impacta al espectador de una buena manera.
And in this place, can you reassure me With a touch, a smile while the cradle’s burning All the while the world is turning to noise Oh the more that it’s surrounding us The more that it destroys. DESCONFIAR DE LAS IMÁGENES Internet y el cine no son asunto, necesariamente, separado: sí delicado. Los avances tecnológicos, que sorprenden (y a veces, también, asustan) siempre amenazan con dejar la trama e incluso la estética de las películas en la obsolescencia. El antídoto, considero, consiste en encontrar algo esencial, imperecedero, que decir en torno a la manera en la que accedemos a la información; más concretamente -siendo que estamos hablando de cine- a las imágenes. Desconectada lo consigue y construye un thriller tenso, tensísimo, para cortar clavos, tan contemporáneo como clásico, en torno a una de las viejas obsesiones del cine: el uso de la imagen -aquella fuente de verdad tan aparentemente incontestable- para el ocultamiento y el engaño. En la secuencia inicial, somos testigos de una escena familiar que, posteriormente (y sin entrar en mayores detalles) se revelará también como engaño o, por lo menos, como parcialidad: la pequeña June (Ava Zaria Lee) juega con su padre (Tim Griffin) mientras su madre (Nia Long) los filma con una cámara hogareña. Repentinamente, la nariz del padre empieza a sangrar y la escena se enrarece; intuimos que algo no anda bien y, sin concesiones, pasamos al presente del relato, en el cual una June adolescente (Storm Reid) tiene que afrontar la entrada de un nuevo amor en la vida de su mamá, el cálido Kevin (Ken Leung). Se sugiere el fallecimiento del padre y se introduce un elemento de tensión: la madre se va de vacaciones a Colombia con su nuevo novio y deja a June sola al cuidado de la casa, situación que está aprovechando para organizar una gran fiesta. Al principio, la situación parece propicia para distender el vínculo entre madre e hija pero, luego de un par de días de escuetos intercambios por mensaje de texto, June descubrirá algo alarmante: ni la madre ni el novio contestan sus mensajes. Unas pocas averiguaciones de por medio confirman lo más temidos: ambos han desaparecido. A través de la intrigante premisa y de un contexto que parece todo lo desfavorable posible para la joven June, la adolescente intentará adelantarse a la burocracia policial usando todas las herramientas que una centennial con uso avezado de internet puede utilizar. June no abandonará su escritorio hasta el tercer acto pero la película es lo opuesto al estatismo: desde el teclado, June teje rápidamente puentes con Colombia a través de múltiples ventanas que configuran el cuadro como una sucesión de pantallas divididas, un estimulante ejercicio de montaje interno a medida que June desenmaraña una compleja trama en la cual las imágenes del viaje se revelan como una trompe l’oeil, un engaño a plena vista. ¿El antídoto? Cuestionar la autenticidad de todo lo que vemos, una tarea casi imposible en un mundo virtual atravesado por un torrente infinito de imágenes falsables. De esta manera, lo que podría haber sido para la película una debilidad (la inevitable obsolescencia de la tecnología que se despliega en pantalla) se convierte en fortaleza: en un mundo en el cual una inteligencia artificial puede sobreimprimir la cara de una persona en otra, en el cual un delito filmado es objeto de incontables objeciones que ponen en duda su potencial probatorio, Desconectada nos advierte que, lejos de acercarnos más a la verdad, la proliferación de imágenes puede volvernos cada vez más ajenos a ella. Será necesario poner el cuerpo, de manera efectiva y simbólica, cuando la mente detrás de la desaparición se manifieste y ponga de cabeza todo aquello que venimos viendo porque Desconectada es, también, una reflexión sobre sí misma y sobre quienes estamos del otro lado, en el lugar de esas pantallas que observa la protagonista que nos está mirando también a nosotros; espectadores que queremos entregarnos y a la vez ganarle a los engaños del cine que -en su versión mejor- nos invita a estar activos.
June es una adolescente que vive online. Tiene el recuerdo de su padre de cuando era bebé y su madre hace lo posible para cuidarla, incluso siendo sobreprotectora. June se queda en California mientras su madre se va de vacaciones a Colombia con su nuevo novio. Cuando June va a buscarlos al aeropuerto, ni la madre ni su novio aparecen. Pide ayuda, por supuesto, pero inicia su propia investigación utilizando toda la información que con ingenio logra obtener. Es una búsqueda contrarreloj antes que de sea demasiado tarde y no haya forma de encontrarlos. La película es una secuela de Searching (2018) aunque cuenta su propia historia. El esquema es que toda la trama de suspenso se construye a partir de la búsqueda del personaje principal. Que exista un antecedente le quita gran parte de la gracia, pero un par de giros en la trama le dan una energía renovada que le permite avanzar bastante bien. Llegando al final el mencionado antecedente le juega en contra, porque en el fondo repite el concepto. Además de que esas últimas escenas son mucho menos interesantes que el resto.
Ingenioso thriller, diría un crítico de otrora, donde una joven trata de encontrar a su madre desaparecida con el uso de la inteligencia y muchas, pero muchas pantallas de celulares, computadoras y tablets. Más allá de que la historia de base no es más que un compendio bien disfrazado de lugares comunes, lo que nos importa es el cómo se llega a una conclusión plausible. Por eso “ingenioso”, aunque no siempre “inteligente”, que no es lo mismo.
Reseña emitida al aire en la radio.