Historia de amor y desamor que además pone en el centro la vocación y la profesión en el marco de una Mar del Plata alejada del glamour de los festivales, con el eje en la cotidianeidad y el universo detrás de las eternas postales veraniegas.
Hay varios motivos por los cuales “DESPUÉS DEL RECREO”, el nuevo filme de Mariano Laguyás, llama la atención dentro de la cartelera porteña, luego de haber sido estrenado en su ciudad de origen. Primeramente por la posibilidad de encontrar una película federal dentro de la cartelera, totalmente realizada y producida en Mar del Plata, nos da la posibilidad de acceder a un cine regional, que en general se encuentra olvidado. Al mismo tiempo, presenta en pantalla una historia de amor poco convencional: ya que el cine actual no apunta a ver cómo se vive el amor después de los cuarenta dentro de la pantalla grande, sino que generalmente queda eclipsado por las historias de amor destinadas a los jóvenes o a los adolescentes. Con trazos de una típica comedia romántica, la historia se centra en Elena y Ariel: dos jóvenes de algo más de 50 que se acaban de separar después de casi tres años de noviazgo con un proyecto de convivencia que ha quedado trunco. Entre los temas que la pareja aún tiene pendiente de resolver es el de un proyecto de vivienda que estaban construyendo juntos: “El Recreo”, una casa donde imaginaron una futura convivencia y que hizo a la medida de lo que cada uno de ellos deseaba. Sobre todo, ciertas comodidades para que Elena, luego de su jubilación como profesora de Literatura, pudiese tener un espacio disponible en donde encarar la escritura de su primera novela. Ariel es arquitecto y uno de sus amigos quiere comprarle esa casa cuyo proyecto ha quedado pendiente aunque él claramente se resista a dejar esto atrás. Casi como sucedía recientemente en “Ex Casados” de Sabrina Farji, un accidente hará precipitar una posible convivencia entre ellos, empujándolos a la posibilidad de volver a reflotar la pareja aunque en este caso, Laguyás opta por una comedia dramática en vez de apelar al humor y los enredos. Dentro del contexto de una historia romántica tradicional, aparecen los personajes de Manuel, un ex alumno con recuerdos idealizados de su profesora, y Rosaura que parecen interesados en hacer algunos negocios inmobiliarios frente a la venta de “El Recreo”. En este punto, el guion de Laguyás permite jugar con diferentes campos, montar mundos alternativos y paralelos para sus personajes y generar posibles universos en donde involucrar cada uno de ellos de diferente manera y con diferentes roles. La profesora de Literatura casi como por defecto profesional y en la búsqueda de inspiración para su novela, tendrá la posibilidad de mezclar ficción con realidad, imaginario con verdad y permitirse algo de ensoñación y mundo onírico para reformular lo que verdaderamente está sucediendo. Esto permite un trabajo en diferentes capas que es uno de los puntos más novedosos del planteo de Laguyás, dado que le permite trabajar con cada uno de los personajes en diferentes capas y estilos, construyendo diferentes contextos dentro del mismo relato. Aún con algunos momentos fuera de tono (el personaje del amigo de Ariel y la forma en que son presentadas sus secuencias, no termina de encontrar un buen vehículo dentro de la historia ni de armonizar con lo que se cuenta) y con un excesivo uso del dron para mostrar a Mar del Plata en reiteradas secuencias que ofician de postal turística en vez de poder incluir rincones de la ciudad como un elemento más de la narración, lo que se rescata de “DESPUÉS DEL RECREO” es su espíritu transparente y la sensibilidad con que el director maneja la historia. En este caso, los dos protagonistas encaran sus personajes con mucha espontaneidad y permiten que se genere la química que la historia necesita y que la historia sea sumamente creíble. Claudio Lago es Ariel y da vida a este arquitecto que sigue sentimentalmente ligado a Elena y esta ruptura lo atraviesa totalmente. Elena es Karina Levine, quien tiene una amplia trayectoria en el mundo musical (actualmente ha vuelto a su papel icónico de la Condesa en el “Drácula” de Pepe Cibrián), reconocida cantante de tangos con diversos espectáculos que le han permitido recorrer otras latitudes y que en este trabajo, vuelve a mostrar su sensibilidad como actriz dotando a esta profesora de literatura de toda la incertidumbre que siente tanto en su vínculo con Ariel como en el impulso de comenzar un nuevo proceso creativo de escritura. Ambos aportan mucha frescura en sus trabajos y permiten que la historia de “DESPUES DEL RECREO” llegue a buen puerto con un relato simple que se permite ese espacio de reflexión en una historia de amor adulta.
Amores marplatenses. Elena y Ariel, una pareja de adultos que ya pasaron los 50, se acaban de separar luego de tres años de relación amorosa. El cariño parece intacto entre ambos, pero da la impresión que la rutina los cansó, sin vuelta atrás para recomponer su vínculo. Ella es una profesora de literatura ya jubilada y él un arquitecto con algunos proyectos por cumplir. Ahora sólo queda entre ambos una propiedad aún inconclusa llamada “El recreo”. Un imprevisto accidente automovilístico supondrá el reencuentro de Elena con dos ex alumnos, una mujer y un hombre, ambos treintañeros y seductores. Es a partir de este hecho que la pareja recién separada comience a replantearse el amor y sus diferentes formas y acepciones. Después del recreo es una amable comedia romántica, dirigida por el realizador marplatense Mariano Laguyas, también en su mayoría con elenco oriundo y filmada íntegramente en la popular ciudad balnearia. Esta fue la primera película marplatense en ganar una convocatoria de largometraje regional del INCAA y muchos integrantes de su elenco vienen del ámbito teatral de la ciudad costera. El director, quien estudió la carrera cinematográfica en la ENERC, la escuela de cine perteneciente al IINCAA, pero que luego volvió a Mar del Plata para poder filmar, toma el recurso meta narrativo, en un relato del tipo casi coral, para de esta forma componer una historia acerca de un amor desgastado y de posteriores deseos en espera. La mayor inspiración del realizador, más allá obviamente de mostrar lo bello y misterioso de su ciudad, era contar un retrato sobre el fin de la etapa laboral y cómo afecta en las personas este nuevo ciclo en sus vidas. Elena, debido a su carrera como docente, tuvo que dejar de lado su camino como escritora y piensa que este reposo laboral podría darle la oportunidad que siempre anheló. Por su parte Ariel es un hombre simpático y cordial, arquitecto por naturaleza y que no se imagina sin poder ejercer su profesión. La casa que ideó junto a su ex novia Elena, El recreo, fue un gran proyecto para ambos, en vista a un futuro juntos que lamentablemente no prosperó. La aparición de Manuel, un ex estudiante que siempre idealizó a la docente y de Rosaura, una bella joven, harán revolucionar un poco los pensamientos de los protagonistas. Las magníficas locaciones naturales de la película, entre ellos la plaza España, el bosque Peralta Ramos, el Museo del Mar o la sala Astor Piazzolla, seguramente nos provocará una lógica empatía, para una ciudad tan conocida y popular. Esto se suma a una trama que nunca se torna solemne y en cambio se vuelve entretenida y agradable. Mucho aporta el elenco, un grupo de marplatenses que tratarán de demostramos que en su ciudad también se puede amar, desear y divertirse, pero siempre después del recreo.
Una historia de amor entre adultos que están en crisis,( un arquitecto y una profesora de letras),un accidente, fantasías y realidades que el mismo diálogo define como método de cajas chinas, historias dentro de historias que toman sentido hacia el final del relato. Con la ciudad de Mar del Plata como una protagonista más, con actores y técnicos mayoritariamente de la ciudad, la película escrita y dirigida por Mariano Laguyás, se presenta como una comedia romántica, que tiene varias vueltas de tuerca que incluyen encuentros con gente más joven que los cuestionan y seducen. Tiene a su favor usar a adultos cincuentones en la historia de una relación, que suelen no ser protagonistas, con una producción ambiciosa pero con un lenguaje cinematográfico que no fluye. Es valorable como fruto de trabajo local para ciudad.
Este filme casi en un 100% íntegramente marplatense demuestra cuanto daño le hace al arte el acceso generalizado de la tecnología. No solo en lo cinematográfico, como ejemplo en la música, la sola existencia de un “fenómeno” (en la acepción menos amable) como L-Gante lo demuestra. Respecto del cine se puede decir que tener una cámara y salir a grabar no construye un filme.
UNA PAUSA NECESARIA Hay ciertos momentos cruciales en la vida de las personas que pueden llevar a cambiar el rumbo de todo lo que se ha hecho hasta ahora. Y si bien nunca es tan así, el sentimiento de encontrarse en esas instancias resulta genuino. Esto le sucede a la protagonista de Después del recreo, que atraviesa la llegada de su jubilación a una edad en la que se siente muy vital. El film explora, a través de la comedia romántica, las dificultades para llevar adelante esta nueva etapa de su vida. La tercera película de Mariano Laguyás tiene como protagonista a Elena, una mujer que se ha dedicado a la docencia durante muchos años y que en su actualidad se encuentra viviendo el inicio de su etapa como jubilada. Este hecho le permite al director profundizar, a través de diferentes vicisitudes que atraviesa, sobre los cambios y el miedo que implican. Para esto, el film lleva adelante instancias en las que la protagonista se enfrenta a sus temores. Este momento su vida, que se vuelve invasivo y perturbador, es trabajado de diferentes formas que permiten entender la psicología del personaje. El cambio de tono de los actores, mostrándose más intrusivos; la utilización del blanco y negro, para cambiar el clima y el efecto “mamushka” que propone, son algunos de los elementos que permiten visualizar el grado de confusión de Elena. Un elemento crucial en esta película es la relación de Elena con Ariel (Claudio Lago). Este vínculo se ve afectado por el período de vida que atraviesa la protagonista. Ellos compartieron durante algún tiempo el proyecto de una casa propia que se vio interrumpido por su separación. En este sentido, la elección de esta dupla representa una fortaleza para el film, ya que construyen un lazo sentido en el que, por momentos, las conversaciones fluyen y parecen darse sin un guión. Sin embargo, convive esta faceta del film con otra en la que los diálogos resultan un poco forzados. Por último, es posible observar que Después del recreo pierde fortaleza cuando la narración parece alargarse con algunas imágenes de Mar del Plata que no terminan de ser parte de la historia que se está contando. Estás instancias le quitan fortaleza a la película, que aún así funciona como una buena propuesta para reflexionar sobre las diversas circunstancias de cambio.