Detroit: zona de conflicto

Crítica de Leonardo M. D’Espósito - Revista Noticias

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Kathryn Bigelow, probablemente, pasará a la historia como la primera mujer en llevarse el Oscar como directora y como productora -es decir, Mejor Película- por Vidas al límite en 2010. Pero es una de las mejores directoras de la segunda mitad del siglo XX y primeras décadas del XXI fuera de toda duda. Todas sus obras trabajan alrededor de dos ejes: la violencia como una forma de adicción u obsesión, una necesidad en un mundo reglado y chato, y el abuso del poder político. Aparecía en Vidas..., aparecía en la excelente La hora más oscura, e incluso en su clásico Punto Límite, pura ficción. En Detroit narra cómo se inicia y crece uno de los mayores disturbios por motivos raciales de la historia estadounidense, un hecho que ocurrió en 1967 tras un violento y poco necesario allanamiento y que incluyó -el núcleo de la película- un episodio de enorme violencia en un hotel. Bigelow opta por el retrato coral y la diversidad de puntos de vista, no para enjuagar culpas (es muy claro que el Estado es el máximo responsable) sino para entender los motivos de cada personaje. Incluso la violencia sin razón, la pura catarsis producto de un contexto opresivo tiene su lugar en el film. La tensión es constante y genera una incomodidad -los momentos violentos son muy realistas- que es además riqueza. No es una película “de denuncia”, sino que va más allá, al fondo casi metafísico de la violencia. Bigelow filma con una aparente urgencia que encubre un cuidado y una planificación casi militares.