Un hombre duro tiene que ayudar a otro que no lo es tanto. El momento es inoportuno y la situación, absurda. Lo que sigue tras este comienzo es la declarada intención de juntar violencia, humor y sangre sin sentir vergüenza por los elementos de puro género que se dan cita. El resultado es divertido y muestra que Ezequiel Loretti tiene mucho más para dar. Problema: la estrenan en mínimas y pésimas salas. Quizás si lo protagonizara Néstor Kichner tendría mejores pantallas. Otro film nacional (encima ganador de Mar del Plata en 2011) pisoteado por el sistema.