Todo sobre mi madre
La película arranca con las imágenes de un desfile gay en Amsterdam y esas escenas no son gratuitas. Niklison vivió 20 de sus 42 años en Holanda hasta que decidió regresar a la Argentina y filmar a Bela Jordan, su madre octogenaria y "diletante" que vive en una casa de campo en Sauce Viejo, un pueblo ubicado a orillas del río Paraná.
La directora/hija/observadora filma las charlas (casi monólogos) entre la extravagente Bela y su cocinera Cata, mientras inserta imágenes del casero, una suerte de "intruso" o "espía" que trabaja en el lugar.
Bela es encantadora y despiadada, seductora e inquietante, divertida y miserable, bon-vivant y tacaña a la vez. La vemos armar un rompecabezas de 2.000 piezas, navegar por Internet en su laptop, consultar por teléfono sobre la capacidad de almacenamiento de un DVD, montar un cuatriciclo, empuñar una motosierra, cuidar el jardín o tomar sol y leer junto al río, mientras reivindica el ocio (la posibilidad de perder el tiempo) y sus arrugas u opina sin demasiados fundamentos de la política argentina.
Más allá de algunos innecesarios regodeos en la puesta en escena o del ampuloso uso de la música, este documental que por momentos remite a la mexicana Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo (premiada en el BAFICI) resulta un bienvenido debut en la dirección de una artista multifacética (danza, teatro, coreografía y hasta actuaciones en el Cirque du Soleil), pero que parece tener también un prometedor futuro en el cine.