Vida feliz
- ¿Qué es eso?, le pregunte y mi padre me dijo: un diletante es una persona que sabe muchas cosas pero ninguna en profundidad y que sabe divertir.
Bela Jordán, de ochenta años, cuenta esta anécdota de cuando era chica y se quedaba en las mesas familiares sin hablar para que no la mandaran a jugar. Esa vez habló y se llevó la definición de esa palabra que según ella, suena bien y se ve que dedicó sus esfuerzos a ser una diletante. Y lo logró.
La hija de Bela se llama Kris Niklison, tiene cuarenta años y si bien su mundo es el del teatro en varias facetas (actriz, dramaturga y puestista), demuestra con este homenaje a su madre que el cine también es lo suyo.
Diletante muestra una de las facetas e que el mundo de los documentales presenta hoy en día, los documentales personales, en primera persona, es que los que el género más se ha desarrollado.
Acercarse a la vida de Bella Jordán, a sus diálogos con Cata, y a su manera de encarar la vida en esa casa de campo adonde se retiró para poder leer tranquila y dedicarse a los enormes puzzles que despliega y arma con paciencia infinita, provoca un enorme placer estético. Niklison hace que su cámara filme a Bella de manera plácida mientras la mujer de ochenta años recuerda sin ira, navega por Internet y cuenta alguno de sus pensamientos sin intentar bajar líneas ni aleccionar acerca de nada, incluso se permite una marca de incorrección al decir que al final de sus días no se arrepiente de las cosas buenas que hizo porque las malas se hacen pensando más. Esperemos que Bella se equivoque porque sino, su hija Kris terminará arrepintiéndose de haber filmado Diletante y eso no sería justo.