Entretener como una forma de vivir
El diletante es alguien que -si bien con poca profundidad habla mucho de todo y sabe cómo entretener. Es ésta la explicación que la pequeña Bela obtiene de su padre. "Allí me di cuenta -señala Bela Jordán con sus ochenta años que lo que quería para mí, cuando fuese grande, era ser un diletante".
Hay otras máximas que la acompañan, como la que le asegura que al entrar en la vejez lo que debe hacer uno es dejar de mirarse en el espejo. Además, la naturaleza es sabia. Porque a medida que se crece se pierden virtudes como la vista y el oído. Mejor así. Sea tanto para evitar las arrugas vistas como para no poder escuchar cosas ante las cuales, mejor, abstraerse.
Las líneas marcadas y de pergamino atraviesan el cuerpo de Bela. La cámara de Kris Niklison, que también es mirada de hija, las recorre despacio. Mientras duerme, lee, o arma puzzles de dos mil piezas. Es que la vejez es la mejor edad de la vida, asegura Bela. Porque uno se levanta y hace lo que las ganas le dicen. Nada de purgar ocho horas de trabajo en pro de un avasallamiento sobre la persona. Sino divertirse y sentirse divertida. Con el recuerdo del marido ido, con la promesa de tormentas en ciernes, y a orillas del río.
Bela habita en una estancia familiar, de cara a las aguas del Paraná. Como mujer moderna que ella se dice. Con la compañía doméstica de la voz de Cata, interlocutora constante. Pensamientos, sonrisas, e mails, dvd's, y piezas que (des)encajan. Más un tractorcito que la lleva donde necesita.
Mientras Bela y Cata dialogan, el nombre de César asoma. Varias veces. "Es como un chico", según Cata. "Dice ahora que quiere lograr una rosa azul". César, en tanto, adecua la estancia, desmaleza y trabaja. Descansa su mirada entre el sudor y el caminar. Se peina de manera precisa frente al espejo que pende del árbol. Porque hay una promesa, parece, todavía vigente.
Las piezas del rompecabezas emulan troqueles de pinturas descascaradas. O al revés. Hay mucha picardía en Bela. También altanería. "Me supe libre a los sesenta años. En el momento en que comienzan a llamarte madre o abuela. Antes no". Como si lo intempestivo del sexo, una vez calmado, augurase tranquilidad. (Algo similar sostenía, desde su vejez, el propio Buñuel).
No deja de asomar, a su vez, algo de malignidad femenina, con la figura de César como foco de anclaje, depositario de tantas reflexiones y severidades entre Cata y Bela. El, en tanto, sostiene su silencio de rutina descalza. Una analogía más: quienes hayan visto Rapsodia en agosto, de Kurosawa, recordarán la imagen de la viejita, el paraguas y la tormenta. Algo similar sucede cuando Bela se deja bañar por la lluvia, mientras el río chisporrotea.
Diletante ha sido premiada como Mejor Largometraje Argentino en el Festival de Cine de Mar del Plata, además de contar con la asistencia en la producción de Lita Stantic. Su realizadora -cuya voz escuchamos sobre el inicio del film ha vivido en Holanda, donde fundó la Kris Niklison & Company; en Hamburgo, donde fue protagonista del Cirque du Soleil; y en Embu das artes, Brasil, donde tiene su estudio, Casa das Artes.