Los ecos de la represión ilegal durante la última dictadura militar siguen resonando. Eso es lo que prueba de manera palmaria esta película intensa y angustiante que incluye historias de exilio forzado, ocultamientos, negligencias y necesidades de ejercicio de la memoria y de reparación moral.
La inquietud de un periodista argentino-israelí, Shlomo Slutzky, pone al descubierto una densa trama de violencia, temor y complicidades iniciada en 1977 con el secuestro y la desaparición de Samuel, un médico que era primo hermano de su padre. Más allá del punto de vista de cada uno de los protagonistas de la historia (el de Mariano, hijo de Samuel, es particularmente importante) queda claro que los traumas que produjo aquel sistema represivo son muy difíciles de subsanar. En las dificultades y los conflictos de esta familia está, de algún modo, cifrado el destino de un país.
Por eso, la rigurosa investigación llevada a cabo por Slutzky para este documental -realizado muchos años después de aquellos sucesos- cobra un valor muy especial. Los datos de ese notable trabajo también revelan sorprendentes derivaciones del caso que conducen a Cuba, Holanda e Israel, como si se tratara de un complejo thriller político ideado por un avezado guionista.