La novela de Adolfo Bioy Casares es, quizás, uno de los grandes libros fantásticos creados en la Argentina, la historia de un hombre de barrio que lidia con la tristeza de su esposa hasta que ésta ingresa en un extraño instituto. La película de Alejandro Chomsky no logra ser más que una deslucida traslación que deja de lado los ricos matices de la pintura de costumbres del texto original y se sostiene solamente por algunas actuaciones (Luis Machín está realente muy bien).