Al filo y en las trampas de la ficción
Anunciado como su último film, "Efectos colaterales" se presenta como un hipnótico thriller que nos conduce por oscuros pasadizos que conectan perversos intereses del mundo de la medicina con insomnes historias de sus protagonistas.
Aún sin estrenarse en nuestra ciudad, "Magic Mike", cuyos afiches están presentes en numerosas salas, y que nos lleva a uno de sus protagonistas, Channing Tatum, nombre clave del que se ha estrenado esta semana y que es hoy es motivo de nuestro comentario crítico, "Efectos colaterales" se anuncia desde la misma voz de este realizador, Steven Sodebergh, nacido un 14 de enero de 1963 en la ciudad de Atlanta, en el estado de Georgia, como el último de su carrera cinematográfica; ya que, cansado de lidiar con los productores considera que es casi imposible seguir sosteniendo un discurso autoral.
Como señálabamos es Channing Tatum el actor que en "Magic Mike", film ya dado a conocer en salas en Capital, asume un rol decisivo, como en el film que hoy nos ocupa. Y en el precedente, modelado desde su propia biografía, compone a un obrero que de noche trabaja como stripper en un club nocturno para mujeres de todas las edades. A sus treinta y dos años, el actor, desde este film pasó a interpretar otros roles, y ahora asume un perfil nítidamente dramático en "Efectos colaterales; film, que a veinticuatro años de aquel, el primero de Soderbergh, "Sexo, mentiras y videos", se abre como un "film noir", en un escenario neoyorquino, a través de una ventana, con manchas de sangre.
Si "Magic Mike", que esperemos podamos conocer en breve, se fue armando como un flashback sobre la historia del mismo actor; en "Efectos colaterales", ya, también, esas marcas del "noir" del inicio nos van proyectado a un tiempo anterior, a meses anteriores. Y ahora en formato de thriller, y apuntando al film de denuncia, como en aquellos films de su firma del 2000, "Traffic" y "Eric Brockovich", centra su mirada, focaliza su mirada en los laboratorios, en el campo de los psicotrópicos, de aquellos medicamentos que garantizan estados de felicidad. En ese juego de intereses, en el que se balancean nombres y marcas aún en fases de experimentación, y como el mismo nombre del film lo indica, no se atienden a esos efectos colaterales, adversos, secundarios; por el contrario; lo que desnuda su realizador, a la manera de cómo lo haría descarnadamente desde otro discurso la voz directa y aguerrida de Michael Moore, son las maquinaciones perversas que catapultan, en ciertos casos, nuevos nombres al mercado.
Pero no es sobre esto únicamente lo que Steven Soderbergh nos quiere hacer partícipe en este su último film, para el cine. El film se va armando conforme a un puzzle heredado por realizadores que captaron y pusieron en acto las reglas del suspense, que supieron encontrar los puntos de intersección, que reconocieron esas estrategias en las que el discurso está en tensión y contrapunto, en las que las acciones tienden a borronearse. En "Efectos colaterales" se cumple la gran premisa de oro de Fritz Lang y de Hitchcock, "Nada es lo que parece ser". Y así, en esta historia en la que se abre con huellas de sangre, que remiten a una joven mujer, que vaga en la depresión de una venenosa niebla, a quien un día; tal vez, el que pasaría a ser el más feliz de su vida, llevan encarcelado a su marido, acusado de fraude...Pero también el mismo realizador nos está señalando que aquí se están construyendo otras ilusiones ópticas.
Y una espiralada depresión. Y un tiempo de espera para ese hombre que en el film anterior era "Magic Mike". Y que aquí sólo espera ese día para volver a los brazos de su amada. Y en ese pasar de las horas, de manera sonámbula e hipnótica, el efecto no ya sólo de los medicamentos, sino de las acciones siniestras que no reconocen límites. En cada uno de estos personajes se va levantando el telón de su propio pasado. Y en algunos, sólo contados, todavía hay un rincón iluminado para el vocablo y el sentido de la ética.
Y es así que con este film, y desde sus propias palabras, Steven Soderberg celebra esa capacidad de efecto hipnótico que el film de sus maestros nos ha legado. Pero claro está, igualmente, su mirada alcanza a uno de las más grandes corporaciones que, de manera inescrupulosa, en algunos casos, subordina la vida humana a los voraces intereses económicos; tal como lo representaba "El jardinero fiel" de Fernando Meirelles, con Ralph Fiennes y Rachel Weisz.
Igualmente, hay otro film aún no estrenado. Ya realizado, pero que ningún distribuidor aceptó. Todos lo rechazaron, de manera unánime. Por eso, no ya en cine, sino por la cadena H.B.O. podrá verse el próximo 26 de mayo, "Behind the Candelabra", vida y pasión del gran compositor e intéprete, pianista, Liberace, su historia, y su vínculo con su joven amante; roles que sí aceptaron componer (pese a la advertencia de muchos empresarios) Michael Douglas y Matt Damon.