Si esta película representa verdaderamente la despedida de Steven Soderbergh del mundo del cine, el maestro se despidió a lo grande.
El realizador hizo un largometraje más para HBO con Michael Douglas, Behind the Candelabra, que se emitirá en mayo y aparentemente con eso concluiría su carrera como cineasta, ya que el artista se dedicaría a la pintura.
Efectos colaterales es una gran gema dentro de la filmografía reciente de Sodebergh que remite mucho a los policiales negros de John M. Cain, (“El cartero llama dos veces”) y los grandes clásicos de Alfred Hitchcock y Brian De Palma como El hombre equivocado y Vestida para matar.
La historia además expone el lado más oscuro de la industria farmacéutica y como la sociedad de consumo infiere en la salud mental. Un aspecto muy interesante de la historia.
El thriller está excelentemente construido y Soderbergh a través de su narración arma pieza por pieza el enigma como si se tratara de un complejo rompecabezas.
El film logra atraparte desde las primeras escenas y está muy bien llevado por los actores donde se destacan principalmente Rooney Mara (Red social), en una tremenda interpretación y Jude Law.
Hasta Channing Tatum presenta una labor digna y prueba una vez más que cuando lo dirige Soderbergh no hace el ridículo. Al menos fue el realizador que logró sacarle actuaciones convincentes en los tres proyectos que hicieron juntos.
Lo mejor de Efecto colaterales es que logra, como las buenas obras de este género, que te olvides por completo del mundo durante 100 minutos y te sumerjas en el cuento que ofrece esta propuesta.
Hacia el final ningún personaje de este relato resulta confiable por los acontecimientos que se desatan y la película te mantiene hipnotizado frente a la pantalla.
Se lo va a extrañar a Soderbergh en el cine.
Ojalá su retiro no sea definitivo porque la producción norteamericana necesita más que nunca de artistas de este nivel.