Hace pocas semanas, Stephen Soderbergh estrenó en las carteleras porteñas su película anterior "Magic Mike" y realmente se lo veía completamente desorientado.
Quien hace ya más de 20 años, habá revolucionado el cine independiente americano con "Sexo, mentiras y video", con una mirada diferente, completamente innovadora, parecía haber perdido la brújula ya que su estreno anterior "La Traición" ("Haywire") estaba filmada como un homenaje a las películas clase "B" pero jamás se dilucidaba si era un homenaje o si realmente Soderbergh no había logrado su cometido y se quedaba a mitad de camino en una película completamente fallida no sólo desde el guión si no con actuaciones sumamente desparejas.
Con "Efectos Colaterales" agredecemos que ha vuelto lo mejor de Soderbergh en pantalla.
El mismo pulso intenso y violento que en "Vengar la sangre" con un Terence Stamp memorable, con mucho del relato a varias voces de "Traffic" y con el sentido del espectáculo que demostró con la saga de "La gran estafa" hace que tome las riendas de un thriller con muchas vueltas de tuerca y que no se queda solamente en eso sino que aprovecha para poner en tela de juicio el negocio de la industria farmacéutica y los entretelones del lanzamiento de los nuevos medicamentos pese a sus efectos secundarios.
Quizás no valga la pena contar demasiado de lo que plantea la trama porque es muchísimo más interesante enfrentarse a este nuevo film sin demasiados datos.
Sólo contar que Emily (Rooney Mara) se reúne con su esposo después de su salida de prisión. Lo que debiese ser un momento de felicidad para la pareja, se ve resquebrajado con la severa depresión de Emily, quien ha llegado incluso, a tener episodios de intento de suicidio.
El psiquiatra Jonathan Banks (Jude Law) se cruzará en su camino prescribiendo una medicación llamada Ablixa, de última moda y con una fuerte imposición en el mercado, más allá de que la campaña publicitaria jamás previene de las contraindicaciones y los efectos secundarios que puede tener este medicamento en los pacientes, porque en ese caso, se acabaría el negocio.
Lo que al principio parece ser la pastilla que va a volver a hacer de Emily la mujer que su marido siempre conoció, apenas transcurrido un tiempo, hará notar sus efectos nocivos y hará que Emily se vea envuelta en un episodio criminal que le cambiará la vida por completo.
Contar un poco más sería arruinar los repliegues con los que Soderberg vuelve a construir un relato absolutamente atrapante y sobre los que puede volver a trabajar el tema de la parcialidad en las miradas.
Muchos de los elementos que se van despertando en la trama tienen relación con volver a mirar de una manera diferente algo que estaba escondido en la superficie o en un primer momento. Que no siempre lo que se ve es absolutamente cierto, ni que aún visto, uno haya interpretado realmente lo que estaba sucediendo.
La obsesión que envuelve a Banks por el caso de Emily hace que indague, explore, revea, revise ciertas situaciones que han ocurrido con su paciente y encuentre en esa segunda mirada, un entramado absolutamente diferente.
En ese juego de seducir al espectador con pistas nuevas, elementos de la trama que se redefinen y que toman un nuevo significado, Soderbergh sabe como acomodar las piezas para lograr que el ritmo de thriller se instale con éxito.
Y sabe sacar provecho tanto de los puntos altos del guión de Scott Burns (con quien ya había trabajado en "Contagio" y quien fue también guionista de "Bourne: el ultimátum") como del excelente casting que ha logrado reunir para su nuevo film.
Dentro del cuarteto principal del film Channing Tatum (con quien ya había trabajado en "Magic Mike" y en "La traición" que va camino a ser su actor fetiche de este momento) aporta corrección a ese hombre que sale de la cárcel después de tres años e intenta contener a su mujer que se encuentra atravesando problemas psiquiátricos.
Rooney Mara (la misma que fuera nominada al Oscar por su papel en "Millenium: los hombres que no amaban a las mujeres") se pone en la piel de Emily y juega otro papel fuerte y complejo, lleno de matices. Nuevamente aprovecha su dualidad, jugando con su físico pequeño y su mirada inquietante y entrega otra actuación brillante, completamente necesaria para que la trama de "Efectos Colaterales" sea creíble y atrape.
Jude Law y Catherine Zeta-Jones (quien también ya había trabajado con Soderbergh en "Traffic" y "La nueva gran estafa") jugarán los roles de su actual y su antigua psiquiatra respectivamente.
Ellos serán quienes conjuntamente con Emily manejen el ritmo del film. Law y Zeta-Jones tienen contrapuntos perfectos y el guión les permite lucirse en ese juego de perseguidor-perseguido-perseguidor, lugares en los que se van encontrando de acuerdo a los elementos que la trama vaya mostrando.
Rooney Mara, pieza central de "Efectos Colaterales"
Jude Law logra que el espectador se ponga de su lado y lo acompañe en las distintas viscicitudes que va teniendo el caso de Emily con el que se ha apasionado. Esa paciente que un día ingresa en la guardia del hospital donde él trabaja y termina invadiendo su carrera y su vida personal de una forma absolutamente inesperada.
Terminado el film (aún con alguna escena de más sobre el final subrayando la necesidad de cerrar la historia en forma demasiado "redonda") nos queda el sabor de habernos vuelto a encontrar con el mejor Soderbergh, ése que se extrañaba, el del buen entretenimiento sin dejar de lado una mirada crítica al mundo de la industria farmacéutica y sus negocios turbios, quien también sabe construir personajes complejos, con muchas capas, las que se pueden atravesar con distintas miradas, y en cada una de ellas descubrir algo nuevo.
Y rendirnos a una nueva vuelta de tuerca, servida con el exquisito estilo Soderberg