Sólida ópera prima de Pablo Yotich
Los duros años de la dictadura en la Argentina, tema casi recurrente en la cinematografía nacional de estos tiempos, atrajo también al novel realizador Pablo Yotich. El relato comienza en la actualidad cuando Alejandro, un sacerdote, cree reconocer en Natalia a la hija de un hermano y de su novia desaparecidos durante aquellas décadas de terror.
La acción se remonta, entonces, en la memoria del cura, a esos días de 1978, cuando otro de los integrantes de esta familia, Felipe, un militar, recibe la orden de detener a la pareja conformada por su hermano Ernesto y Paloma, su novia embarazada. El remordimiento hace mella en este hombre que, sin embargo, cumple con el mandato.
El realizador logra, sin tomar partido, narrar en este relato las vicisitudes de sus personajes de entre los que sobresale la lucha con su conciencia del sacerdote (un impecable trabajo de Juan Palomino) y la necesidad de conocer su identidad de esa joven mujer, que se debate entre la impuesta por la familia que hasta entonces creyó la suya propia y la de sus verdaderos padres. El entramado va logrando fuerza y convicción, méritos sin duda conseguidos por el director en ésta, su primera y prometedora ópera prima.
Además de la labor de Palomino, merecen citarse las muy buenas actuaciones de Alejandro Fiore, de Agustina Posse, de Humberto Serrano y de Raúl Rizzo en papeles de enorme envergadura dramática de los que ellos supieron salir indemnes de este nada fácil compromiso. La fotografía y la música, compuesta por Víctor Heredia, son otros fuertes pilares para que este film logre el cálido interés de los espectadores.