Cámara en mano recorre pueblitos revindicando con amor el cine artesanal
Esta es la historia de un hombre bohemio que llega en su auto desvencijado a un pequeño pueblo con el propósito de filmar una película con los lugareños. Lo único que le pide al intendente es que le de alojamiento y comida. Del resto se ocupa él, para lo cual realiza trabajos de plomero, albañil, escultor y afinador de piano.
De esta manera, una vez que obtiene alojamiento y comida, él mismo se encarga de buscar a los actores y rodarla.
Todo lo hace de una manera artesanal. Sus películas son ficciones y el objetivo es terminarlas rápido, estrenarlas en el pueblo, cobrar 5 pesos la entrada y partir en busca de otro pueblo y otra película.
Se puede decir que este director de 67 años hace cine artesanal, y en ese estilo amateur aplica el Dogma 95.
Siempre con la cámara al hombro y con la precariedad de los lugares en que filma hace feliz a los lugareños que por un día son actores.
“El ambulante” es una realización muy interesante que muestra que cuando hay ganas se pueden hacer las cosas.
Aquí no nos vamos a poner a juzgar si es buen director o malo, lo que importa es que gracias a estas inquietudes este buen amigo hace feliz a mucha gente que se ve en pantalla grande como si fuese Darín.