Un Paraíso para los Malditos
Desde el primer fotograma en silencio y con la potencia de las imagenes fílmicas, el espectador queda deslumbrado con esta suerte de folletín folclórico-pasional, con mucho de "Culebrón" televisivo, con la enormidad de los paisajes misioneros, con dos estrellas internacionales que actúan bien y parecen amadas por la cámara: el mejicano Gael Garcia Bernal y la brasilera -hoy ganada por Hollywood-: Alice Braga.
Más virtudes son que dirige un argentino destacado (Pablo Fendrik), hay en la trama unos desalmados villanos ajustados -y lo bueno: sin excesos de sobreactuación- como Claudio Tolcachir y Jorge Sesán -, redondeando a la vez una estupenda fotografía, una música notable, y una intensidad que va desde el western despiadado, hasta el erotismo y lo testimonial del cine de Armando Bó -aunque sin su ingenuidad-, del relato mágico a lo Horacio Quiroga, hasta el misterio cercano a "Cat People" de Jacques Tourneur. Y por sobre todo en el guión hay una economía de palabras fabulosa, donde resalta, deslumbra, nos gusta la fuerza y belleza de las imágenes. El eje central es sin dudas el tema duro y urticante de la posesión de tierras, la presión a los colonos habitantes que les dan gente armada y pesada,que obedecen a importantes terratenientes o grandes firmas comerciales, conocido drama desde siempre que sufren en casi toda Latinoamérica, y que se hace imparable.