Elogio del plano detalle
Que la nueva película de Wong Kar Wai se venda localmente como “inspirada en la historia real del maestro de Bruce Lee” indica que es crucial la inclusión de algún atractivo popular en los dispositivos mediáticos para que una película asiática tenga algún espacio en la cartelera comercial de hoy en día (a pesar de no existir mención alguna al mítico actor de Operación Dragón). La realidad es que El Arte de la Guerra -otro horroroso título local- es primero un film de Wong Kar Wai antes que una biopic sobre Ip Man o “una de kung fu”.
El director hongkonés nunca se desvía de su centro narrativo, léase el derrotero de un hombre atravesado por la coyuntura de un imperio que llega su fin, en el prólogo histórico del maoísmo, y con la carga de ser maestro de wing chun y representar a las escuela del Norte en su lucha contra Gong Er, la representante de las escuelas del Sur y única heredera de la “técnica de las sesenta y cuatro manos”. Entre ellos hay un amor silente, imposible siquiera de ser mencionado, que además es cortado por el relato en una gran elipsis...