De mujer a mujer.
Dirigida por Craig William Macneill y guionada por Bryce Kass, El asesinato de la familia Borden se estrenó en el festival de Sundance -en Nueva York- en enero de este año con grandes galardones. Es protagonizada por Chlöe Sevigny, quien encarna a la única sospechosa del asesinato de su padre y madrastra, ocurrido el 4 de agosto de 1892 en Fall River, USA. La acompaña Kristen Stewart en el rol de la sirvienta de la casa, Bridget Sullivan.
Lo interesante de la forma en la que Macneill narró este hecho, que aún es recordado en Estados Unidos, tiene que ver con la relación de amantes que recrea entre la asesina Lizzie y su cómplice Bridget, en donde el ambiente era hostil y ambas sufrían abusos físicos y sexuales de Andrew Borden.
En los primeros minutos, el espectador ya está al tanto del asesinato de dos personas; poco a poco le queda descubrir la relación que Lizzie y Bridget mantienen y el plan que juntas idearon para acabar con el acoso constante recibido por Andrew, principalmente.
Referido a las actuaciones genera una dicotomía en mi opinión ya que noté a Chloë Sevigny sumergida en el papel de la asesina, quien además padece de convulsiones muy bien representadas y un desempeño notable en mostrarle al espectador esa necesidad incontenible de libertad; mientras que Kristen Stewart no genera afinidad con las características de su personaje. Quizás se deba a las constantes elipsis a las que se enfrenta el espectador para que la historia encastre en una hora y cuarenta y cinco minutos.
Es válido destacar el diseño de la dirección de arte, vestuario y fotografía, al recrear escenarios de siglos pasados, puestas iluminadas por candelabros y el correcto manejo de la penumbra.
La cinta resulta interesante, a pesar de una estructura y ritmo convencionales.