Muy rápido, la pelicula devela el sentido de su título. Algo así como “los blancos salen, los negros se quedan”. “La policía de Brasilia es extredamente violenta y racista” dice el director en la charla presentación durante su exhibición en el Festival de Mar del Plata, días antes de su estreno comercial
En los años 80, los bailes de los jóvenes del cordón de Brasilia eran allanados por esa policía en verdaderas razzias que dejaron sus secuelas. Los negros se tenían que quedar adentro y sufrir las consecuencias.
Uno de esos barrios es Antiga Ceilandia, a 40 km de la capital de Brasilia, lugar natal de Queirós, donde transcurre esta historia de Branco sai…. El nombre Ceilandia viene de Comunidad Expulsión de Invasiones, relacionada con las políticas sistemáticas de expulsión de los pobres y marginales para limpiar la ciudad de Brasilia: 80.000 personas fueron reubicadas en ese programa de gentrificación, muchas de ellas conforman la población de Ceilandia.
Queiros define su pelicula primero como una ficción, después como “un documental basado en el concepto de mal gusto”; una bomba de mal gusto lanzada al cine brasileño en venganza por esa expulsión (!)
La cosa es así: con personas reales, todos amigos de la infancia del director, la trama superpone tres historias personales: una, la de Marquim un melómano que quedó en silla de ruedas despues de ser aplastado muy jovencito por un caballo de la policía en una de esas razzias, tiene una radio clandestina y planea enviar una capsula del tiempo al futuro, con una melange de música popular (desopilante la cancion del burro, casi casi una cumbia villera pero brasileña). Otra, la de Sartana, otro hombre que en las mismas circunstancias pierde una pierna y se obsesiona con piernas ortopédicas y el tercero, un personaje que vive en un container vacío resulta ser un enviado del futuro (el 2073) que viene con la misión conseguir las pruebas que puedan incriminar al Estado brasileño en las razzias policiales.
Esta trama futurista, que a simple vista parece un delirio poco atractivo, es en realidad una crítica inteligente y creativa al Estado de control que se asume como la estrategia de poder aplastante de esos suburbios empobrecidos, un Estado que pide pasaportes ingresar a Brasilia, que pone horarios de toque de queda y control de la población amenazando desde los helicópteros. Un presente-futuro apocalítico ciertamente que homenajea a su vez a esos espacios de libertad que eran los boliches de música donde los jovenes bailaban soul y competían por la originalidad de los pasos de baile.
Branco sai preto fica (que se estrena con el titulo litera El blanco afuera, el negro adentro resulta ser una ciencia ficción bien latinoamericana, sin el estruendo de una puesta en escena futurista, al contrario, mucho pasa por lo sonoro, mas que algun tipo de aparataje visual, por lo que no se ve y se cuenta y que registra de un modo contundente el modo en que los barrios marginales del conurbano de Brasilia se constituyeron en lugares negados por la misma sociedad que los engendró.
Lo de la “bomba de mal gusto” o “documental terrorista” estaría por verse. Por lo pronto, es una pelicula que trae mucho aire fresco al cine actual, aire que es bueno que venga de Latinoamérica.