MISTICA POPULAR
El título El caído del cielo remite inmediatamente a esa imagen mística referente a los ángeles caídos, aquellos que han sido expulsados del Cielo en la tradición eclesiástica. El uso de la minúscula y en verdad la referencia directa a los hechos atroces que se documentan cumple un doble propósito: no sólo describe lo que ocurrió con el cuerpo de Tomás Francisco Toconás al ser arrojado al pueblo de Pozo Hondo, sino que además invierte la tradición mística cristiana católica al hacerla de carácter popular, algo que conociendo la participación activa de la iglesia en el terrorismo de estado -sobre lo cual hay un paréntesis en el documental- resulta más que oportuno. De esta forma hay una inversión del capital cultural al devolver a la tierra, al pueblo, una verdad y una noción de justicia que se opone radicalmente a las oligarquías de la industria azucarera en la provincia de Tucumán.
El documental se focaliza en el mito generado en torno a la figura de un militante popular del PRT-ERP cuyo cuerpo es hallado en Pozo Hondo tras haber sido secuestrado por las Fuerzas Armadas durante el tristemente célebre “Operativo Independencia” en 1975. El difunto que fue arrojado de un helicóptero no es identificado y es enterrado en el pueblo donde comienzan a pedirle favores porque se trata de un “caído del cielo”. La historia permanece en la tradición popular de ese rincón de Tucumán donde se le atribuyeron numerosos milagros, hasta que finalmente en 2010 un grupo de antropólogos forenses intervienen para identificar el cuerpo y encontrar que se trata de Tomás Francisco Toconás, un humilde cortador de leña que vivía en la zona aledaña a Santa Lucía y fue secuestrado por su participación en la compañía del monte del ERP. Su desaparición forzada y la saña con la que se deshicieron del cuerpo se suma al abandono de sus hijos y a las reiteradas violaciones y el maltrato al que es sometida su esposa por parte del ejército antes, durante y después del secuestro de Toconás. El proceso de identificación se enriquece con los testimonios que ilustran la vida de esta figura tanto desde el punto de vista de los habitantes de Pozo Hondo que se vieron convulsionados por el hallazgo como por sus ex compañeros y familiares de Santa Lucía, armando el rompecabezas de cómo el convulsionado y violento momento político llevó a preanunciar lo que luego sería una metodología corriente a partir del ´76 con la dictadura en el poder.
La estructura clásica del documental y el rico aporte testimonial dan solidez a un relato que hace partícipe al espectador de la intriga por ir descubriendo a Toconás y cómo llegó a ser el “alma milagrosa” de Pozo Hondo. La tragedia familiar y el dolor de sus compañeros encuentra en el cierre un momento para recordarlo y devolver la identidad al que fuera un NN durante 37 años. No hay una unidad estética que defina al documental: algunos segmentos se suceden con un ritmo televisivo y en otros la búsqueda estética describe planos largos a los que acompaña una banda sonora atmosférica. En otros momentos la cámara utiliza el zoom de forma desprolija, perdiéndose correctamente en la mirada de quienes narran los sucesos, aunque la forma en que esto se lleva a cabo resulta disruptivo desde lo visual. Lo mismo, los cambios de ritmo en el montaje, que terminan dando al documental la impresión de que se trata de un collage visual al que le da unidad la estructura que termina definiendo cada segmento (el “qué”, luego el “quién” y finalmente el “cómo”, que da lugar a un epílogo).
Intenso por su temática y con una riqueza indudable desde el contenido, el documental sin embargo encuentra sus flaquezas en la unidad estética que construye el relato, no por ello afectando el interés que despierta el convulsionado momento histórico y las consecuencias que ello ha tenido en la figura de Toconás.