Emotiva fantasía
Lúcida, entrañable y aditada de reconfortantes hallazgos, El cerrajero es sin dudas uno de los estrenos argentinos más relevantes del año. Sin por eso ser un film impactante ni que arrastre multitudes, se trata de una obra que quedará en la evocación y el corazón de cualquier espectador que viva la experiencia de verla. Los hallazgos referidos son tanto expresivos como simbólicos y enriquecen una trama que encierra otras, breves pero muy significativas. La historia de ese confundido y movilizado cerrajero de mediana edad deambula entre la realidad y la fantasía, entre una extraña y real nube de gas o humo que invadió Buenos Aires hace unos años, y un indescifrable don que el protagonista adquiere quizás –o no– debido a ese fenómeno. Esa peculiar habilidad suya hace que la directora Natalia Smirnoff incursione sutilmente en lo fantástico o extrasensorial, elemento muy bien ubicado en la estructura del film y que entrelaza conflictos de una manera relajada y poética. Entre los variados estímulos que la película propone, los toques emotivos afloran con naturalidad y cuidado sentimentalismo. Esteban cine nacional Lamothe vuelve a ofrecer una interpretación contenida pero sumamente expresiva y emocional, acompañado por una Erica Rivas plena de sensibilidad y matices. Lo propio se puede decir de los aportes sustanciales de Arturo Goetz y Yosiria Huaripata.