Cerrá del lado de afuera
Sebastián (Esteban Lamothe) es cerrajero, tiene su propio negocio, y lleva una vida mediocre de la que intenta escapar reconstruyendo una caja musical, aunque sin demasiado éxito. Su rutina se altera al enterarse que una mujer (Erica Rivas) con la que tiene relaciones ocasionales está embarazada. Puede que sea de él, puede que no; todo parece indicar que sí, y a partir de entonces Sebastián queda atribulado, se desorienta y comienza a experimentar algo extraño: mientras trabaja en una cerradura se le vienen a la mente percepciones, secretos, vivencias sobre el cliente al que está atendiendo, escupe lo que le viene a la cabeza sin racionalizar, entra como en un trance.
Lo que venía en plan costumbrista deriva en absurdo metafísico, y es muy difícil tomar en serio a un tipo que larga frases trascendentales destornillador en mano destrabando una trabex.
Con diálogos impostados, un guión cargado de pretenciones y un tono abúlico durante todo el relato, este filme se suma a la mayoritaria propuesta vacua que ofrece el "nuevo" cine argentino, ese que en general solo consigue aburrir, como en este caso; sin ir más lejos.