Una nena problemática es enviada por su madre a la vieja granja de unos tíos, donde debe trabajar con gallinas, vacas y caballos, compartir el cuarto con un joven granjero que escribe cosas compulsivamente en un cuaderno, y descubrir el agridulce mundo de los adultos. La directora islandesa Ása Helga Hjörleifsdóttir vuelve a rodar una película en su tierra luego de años en el exterior, y demuestra que tiene un gran ojo para lograr imágenes atractivas hasta lo impresionante. No sólo en el memorable uso del paisaje sino también en los aspectos introspectivos, que tienen que ver con el punto de vista subjetivo de esta niña que mira todo con los ojos de un extraño, y que a su vez es observada por los lugareños como una chica rara. Lo mismo sucede cuando la naturaleza se combina con la leyenda local de un lago con un monstruo que puede convertirse en cisne, lo que da lugar a uno de los momentos culminantes de esta película que, si bien es mas tenue y despareja en lo narrativo que en lo visual, tiene muchos puntos a favor. Por ejemplo, las muy verosímiles actuaciones, empezando por la excelente niña estelar, que seguramente gracias a la dirección logra expresar un abanico de emociones que envidiarían muchos intérpretes adultos.