Aprender a volar
Una niña de nueve años es enviada al campo de unos parientes para trabajar durante el verano. Allí aprende a madurar rápidamente y conoce a Jon, un campesino con el que comienza su historia.
El personaje de Sol está bien escrito, pero no muestra algo que ya hayamos visto en otra película de este estilo. Es una niña bastante solitaria pero con el talento de inventar historias increíbles. Su vida tal como la conocía cambia con Jon, con el que comparte los mejores diálogos de la película.
En este coming-of-age vemos la primera relación amorosa de Sol, pero también su primera rotura de corazón. Es imposible no identificarse con ciertas emociones que tiene el personaje, todos fuimos adolescentes alguna vez.
El cisne nos regala unos paisajes de Islandia que deslumbran. Muchas veces las montañas se vuelven las protagonistas y se llevan todas las miradas, la directora logra transmitirnos la calma y la esencia de esos lugares ocultos y especiales en la otra punta del mundo.
En resumen, El cisne cuadra perfectamente dentro del género coming-of-age que cada vez va teniendo más popularidad en la industria, dándole un tinte distinto pero acomodándose a las reglas establecidas.