Cifras que matan
En "El contador", Ben Affleck interpreta a un genio autista que de adulto encontró en el armado de rompecabezas de cifras la manera de encajar en el mundo.
El resultado final de la película es un tanto tibio pero el camino recorrido es diferente y merece una oportunidad.Christian Von Wolff fue un filósofo alemán que interpretaba que el caos reinante en asuntos de la sociedad y religión a principios del siglo XVIII podía solucionarse con el mismo racionalismo y sistematización que se utilizaba en matemáticas.
Si bien la historia de “El contador” no toca puntos biográficos de aquel intelectual, toma su nombre como suelen hacer en producciones hollywoodenses- para referenciar la personalidad del protagonista: el Christian Wolff (Ben Affleck) del film es un genio autista que desde pequeño tuvo problemas enormes para relacionarse socialmente, y de adulto encontró en el armado de rompecabezas de cifras y de las economías domésticas, empresariales y mafiosas, la manera de encajar en este mundo, una suerte de equilibrio en su peculiar forma de ser.
Infancia dura
Desde pequeño, Chris ha tenido que soportar la educación militarizada de su padre.
“Si algo le molesta lo que necesita es más dosis de ello”, dijo en respuesta a un médico especialista que le explicaba que ruidos estridentes, el tacto a algunas telas y luces podían provocarle una crisis.
Ya de grande, él mismo se somete a terapias de música extrema, luces estroboscópicas (que se usa en discotecas) y frotándose madera sobre sus piernas. En los años que estuvo a cuidado de su progenitor, también fue sometido a un entrenamiento marcial al igual que su protector hermano.
Como todo debe tener un sentido en este tipo de películas, lo que le fue enseñado le servirá cuando, al descubrir una fuga en una empresa que vale millones, comience a ser perseguido por criminales -liderados por Brax (Jon Bernthal)- que no quieren que nada salga a la luz.
Todo se complica cuando decide ayudar a Danna Cummings (Anna Kendrick), una empleada que también conoce el secreto que encontró Wolff. Paralelamente, un agente policial (J.K Simmons) lo busca desesperadamente por tener información sobre la financiación de los mafiosos más importantes del mundo.
Con un gran guión original y una por demás interesante propuesta, dos elementos casi imposibles de encontrar juntos en el cine yanqui por estos días, “El contador” comienza de gran manera, nos atrapa, pero tras pasar la mitad de la cinta, la profundidad cambia por una trama más superficial, y el drama deriva en una llana acción con un cuestionable vuelco -todo cada vez más simple y tirado de los pelos-.
De todas maneras, la película del cineasta Gavin O’Connor sabe cómo embelesar, y sus climas superan a sus diálogos un tanto simplistas. El resultado final de “El contador” es un tanto tibio pero el camino recorrido es diferente y llamativo, y por eso merece una oportunidad.