La historia nos enseña que la contaduría es una profesión peligrosa. La avaricia lleva a las personas a cometer actos inmorales en busca de dinero o poder y, cuando el fraude es descubierto, la caída del avaro viene ligada al responsable de los libros, que termina emulando el mismo destino. En The Accountant no faltan los codiciosos, pero aquí el contador es alguien con autismo, lo que le permite ser un genio inigualable en su profesión, con una vida que lo obliga a desdoblarse en una persona que asesina para no ser asesinada.