Un poco de (sórdido) contexto político, bastante de drama familiar con un matrimonio que se enfrenta a complejos dilemas en medio de un sistema corrupto y algo de thriller en una carrera contra el tiempo (en este caso para salvar a un niño). La ópera prima de Mehdi M. Barsaoui viene (re)cargada de situaciones extremas y, si bien está todo el tiempo en zona de riesgo, a punto de desbordarse, sale bastante airosa de su acumulación de conflictos y al menos evita caer en la moraleja aleccionadora y bienpensante.
Fares (Sami Bouajila) y Meriem (Najla ben Abdallah) son una pareja aparentemente feliz, armoniosa y exitosa: ambos cuarentones, son ejecutivos, tienen un buen pasar y un encantador hijo de 11 años llamado Aziz con el que cantan una y otra vez un hit musical a bordo de la 4x4. Tras un día de campo con amigos, los tres emprenden el regreso a bordo de la camioneta, pero en plena ruta quedan en medio de un ataque terrorista y el pequeño recibe un disparo que le destruye el hígado.
Atendido de urgencia en un hospital público, Aziz solo podrá sobrevivir si recibe un trasplante. Como la lista de chicos en espera es larga, alguno de sus padres deberá ser el donante. Tras los estudios de rigor, resulta que ella es incompatible y surge que Fares... no es el padre (recuérdese que el título de estreno en Argentina es El engaño): en efecto, ella ha tenido hace más de 10 años un affaire que ahora sale a la luz. La pareja se distancia y él intentará conseguir un hígado por vías no oficiales (léase unos comerciantes inescrupulosos dedicados al tráfico de órganos).
Y dijimos que el contexto es también extremo: la historia está ambientada en 2011, época de bruscos cambios políticos en Túnez y de guerra civil en la vecina Libia. Si los elementos melodramáticos y de contexto pueden sonar excesivos es porque lo son, pero El engaño termina siendo un film atendible por lo que pudo haber sido (un golpe bajo tras otro) y por suerte no es.
Se trata, en definitiva, de la odisea de seres ordinarios en circunstancias extraordinarias, un matrimonio cuyos inesperados infortunios lo obligan a enfrentar sus propios secretos y mentiras. La solvente puesta en escena del también guionista Mehdi M. Barsaoui y la actuación de la pareja protagónica hacen de El engaño una muy correcta película, cuya principal referencia parece ser el cine del iraní Asghar Farhadi con sus profundos dilemas éticos y morales en el corazón del relato.