Las tres estrellas tienen como único motivo que los actores son simpáticos. Pero cualquiera que haya visto alguna comedia de Teatro como en el teatro (gloria a Nino Fortuna Olazábal) o de Darío Víttori en nuestra TV de los 70 sabrá de qué va este asunto. A y B se casan, padres de A están divorciados y papá formó nueva pareja con la mejor amiga de mamá, pero deben fingir por unos días ser la familia que alguna vez fueron porque los padres de B “verdaderos” son católicos. Robin Williams, a la manera de un Osvaldo Pacheco de las superpotencias, hace de cura. Si esta reseña le parece llena de referencias a la televisión argentina del pasado es porque el film es, sobre todo, una antigualla absoluta. Por suerte, De Niro se divierte, Susan Sarandon sigue linda y Diane Keaton tiene el timing más o menos intacto. Si los adolescentes tienen pochoclerismo con Rápidos y furiosos (por lo demás, excelente film de acción), los adultos de más de 50 y las parejas en plan de casamiento tienen estos films. Bussiness are bussiness.