Oda a la confusión
¿Qué pensarán Diane Keaton, Robert De Niro, Susan Sarandon o Robin Williams al ver el resultado final de esta pseudo comedia de “cansamiento” más que de una boda? Justin Zackham, guionista de Antes de partir (2007) y director de Going Greek (2001) se basó en el filme Mon frère se marie para recrear el estrés que produce la unión religiosa de dos personas.
Nervios es lo que sobra en la familia de Don (De Niro) y Ellie (Keaton), divorciados hace años y reunidos por el matrimonio de su hijo adoptivo Alejandro -un joven colombiano encarnado por el inglés Ben Barnes- junto a Missy, en la piel de Amanda Seyfried.
Don, un ex alcohólico, vive junto a Bebe (Sarandon) la mejor amiga de Ellie y quien le robó el marido a ella. De movida se busca confundir y forzar para generar tensión. Y más si se suma a escena Madonna (Patricia Rae), la conservadora madre biológica del novio a la que -no se entiende porqué- hay que ocultarle el divorcio y simular que Don y Elie son una pareja feliz. Todos le temen a Madonna mientras ella observa y juzga al acecho (crucifijo en mano) a una familia que recién conoce.
Zackham aún debe creer que pronunciar nombres en español y poner a un personaje que no habla una gota de inglés es gracioso. Y que si a esto sumamos a Nuria, la desinhibida hermana latina del novio que juguetea sexualmente con Jared (Topher Grace), un galancete que no encontró el verdadero amor, el combo estaría completo. Pero no, el derroche de personajes secundarios asfixia en un guión simple que podía funcionar mejor para Los Fockers: la familia de mi esposo (hasta De Niro coincide). ¿Otra muestra? Los padres de la novia, Barry (David Rasche) y Muffin (Christine Ebersole), endeudados hasta las muelas “deben” dar una apariencia de ostentación y poder.
Con muy poco sobresale Robin Williams, quien habría quedado mejor en otro papel y no recluido como cura.
El gran casamiento repite una fórmula oxidada: una gran cantidad de nombres estelares en plan de comedia. En esta ocasión terminan estrellados .