Un eterno seductor
Luego de su participación en la floja Los fantasmas de mi ex, Michael Douglas reaparece en esta comedia romántica secundado por un buen elenco pero desperdiciado en una trama que aporta más diálogos que emoción.
El intérprete de Bajos instintos encarna a Ben, un cincuentón, ex dueño de una empresa automotriz cuya vida comienza a derrumbarse cuando pone en marcha un romance. Seductor de veinteañeras hasta la muerte, Ben conoce a la hija de un poderoso hombre de la industria mientras se reencuentra con su ex-esposa (una desaprovechada Susan Sarandon); su hija (Jenna Fischer); su amigo (Danny De Vito) y un adolescente (el ascendente Jesse Eisenberg) que seguirá sus pasos.
La película intenta aproximarse, sin demasiado interés, al universo de este hombre que pierde una segunda oportunidad para poder reestablecerse en su vida económica (le pide constantemente dinero a su hija) y afectiva. Su relación con las mujeres es compleja y, más si en su campo de acción, desfilan curvilíneas jovencitas.
Brian Koppelman y David Levien dirigieron juntos Hijos de la Mafia, pero esta película se queda a mitad de camino y la breve escena final que tiene lugar en un banco de plaza, junto a su ex mujer, tampoco logra levantar el nivel de la propuesta.