Reír y no llorar
Infiltrado del KKKlan es un gran regreso para Spike Lee y una muestra de sus capacidades (de las que, claramente, nadie duda) y posibilidades a la hora de presentar un relato cinematográfico, sin perder el hilo narrativo y situacional.
Se trata de una narración interesante, con un muy bien logrado tono de comedia; estos son algunos más que valorables elementos que tiene la película, basada en la historia real del primer policía negro en la ciudad de Colorado Springs, y su infiltración en el seno del KKK, ayudado por uno de sus compañeros.
Spike Lee demuestra de qué madera está hecho en esta tragicomedia en que refresca los temas de interés en su filmografía. Un guion a la altura de las circunstancias, el que se mezcla en dosis muy bien balanceadas el humor y el drama (este último representado por el seguimiento de la recreación de situaciones de violencia relacionadas con el accionar del KKK y sus seguidores, tanto como la respuesta del colectivo afroamericano organizado para repelerlas)
Un elenco, a menos en lo que a mí respecta, sorpresivo, claramente de manera más que agradable. El talento que los intérpretes poseen para un tipo de comedia inusual, que se libera en ligeros detalles para que el transcurrir de los sucesos no tenga un peso dramático cargado por demás, y, podemos decir, logrando una química marcada, logran un acercamiento con la pareja principal casi inmediato. Como un excelente dibujo social, Infiltrado del KKKlan grafica con mano firme una sociedad llena de odios y rencores que coloca en el otro, en el diferente, el origen de sus problemas, cargando así contra ellos toda la violencia de la que es capaz. Remarcando de ese modo los privilegios de algunos ciudadanos por sobre otros, y la falsa creencia de su propio poder. Vemos que este sigue siendo una realidad hoy en día; basta ver un noticiero cualquiera o el final del film y las imágenes de archivo que acompañan y en las que podemos ver a David Duke, conocido como el mago del KUKuxKlan, en acción, además de los incidentes ocurridos en Charlottesville en 2017.
Spike Lee demuestra de qué madera está hecho en esta tragicomedia en que refresca los temas de interés en su filmografía.