El inmortal resultó un estreno sumamente decepcionante y aburrido de ver por todos los ingredientes que brindaba esta propuesta que prometía ser una gran película.
Taníamos a Jean Reno, una historia de gángsters basada en un apasionante hecho real y la producción de Luc Besson.
Era una buena combinación pero en este caso las cosas no se dieron de la mejor manera.
La premisa argumental que presenta esta película no es ficción y tiene que ver con un oscuro capítulo en la historia del crimen organizado en Francia. Lo voy a contar ya que dudo que lo mencionen en otros lugares y además es más interesante que escribir sobre esta película, donde no hay mucho para destacar.
Durante la década del ´70 la ciudad de Marsella fue el escenario de una terrible guerra entre dos clanes mafiosos.
Por un lado estaba el grupo de Jaques Imbert, alias Jackie Le Mat . El otro capo era Tony Zampa, un muchacho muy pesado, con el que Jackie se distribuía los negocios sucios de esa localidad.
Todos los grandes conflictos entre los grupos mafiosos siempre surgen por cuestiones de dinero. Ganan millones pero quieren más y las cosas se terminan descontrolando.
La sociedad entre Imbert y Zampa no duró demasiado y Tony decidió ordenar el asesinato de Jackie para quedarse con el control de la ciudad.
Por esas cosas que no tienen explicación en la vida, Jackie Le Mat fue acribillado el 1 de febrero de 1977 por 22 balazos y sobrevivió.
Su brazo derecho quedó paralizado de por vida, pero no fue un gran problema, ya que aprendió a disparar con la mano izquierda.
Jackie se vengó matando a 11 socios de Zampa, algo que lo dejó sin ningún tipo de aliados.
Lo loco es que nunca lo pudieron condenar por esos crímenes y al “Último Padrino” como lo llaman en Francia hace poco lo metieron en cana por extorsionar boliches bailables.
La historia de esta guerra mafiosa en Marsella es super interesante pero no la vas a conocer en este estreno, ya que Luc Besson prefirió producir una típica película pedorra de Steven Seagal, con la figura de Jean Reno.
La historia arranca bien en un principio pero decae enseguida cuando el director Richard Berry (que ya había trabajado con Reno en Ruby y Quentin) empieza a incluir todos los clichés posibles de las películas malas de Hollywood.
La escena en que lo acribillan a Reno al comienzo, por ejemplo, es cualquiera. Si a Jaquie Le Mat le hubieran disparado con esa potencia de fuego hubiera muerto en el acto.
Sin embargo, no es el caso de Reno que revive como Robocop enseguida.
En una escena está moribundo en el hospital y dos minutos después anda como si nada por las calles en busca de venganza.
La película es muy tonta en ese sentido y no permite que se desarrollen los hechos, ya que todo se narra demasiado rápido.
El director no para de presentar nuevos personajes para intentar construir un thriller complejo y hace una ensalada donde si no estás atento te perdés por la manera en que cuenta las cosas.
La película hace hincapié en las escenas de tortura y la violencia brutal pero al no sostenerse con una buena historia, el resultado es sumamente aburrido de ver ya que no hay ninguna sorpresa y todo se vuelve predecible.
Si hubieran narrado la verdadera historia de la guerra entre los mafiosos Imbert y Zampa la película hubiera resultado más interesante.
Una decepción.