Una vida penosa
El Jilguero (The Goldfinch, 2019) es una película dramática dirigida por John Crowley (Brooklyn) y escrita por Peter Straughan. Basada en la novela homónima de la autora Donna Tartt, la cual ganó el Premio Pulitzer en 2014, la cinta cuenta con un reparto compuesto por Oakes Fegley (Mi Amigo El Dragón), Ansel Elgort (Bajo la Misma Estrella), Jeffrey Wright (Los Juegos del Hambre: En Llamas), Finn Wolfhard (Stranger Things), Nicole Kidman, Luke Wilson, Sarah Paulson (American Horror Story), Ashleigh Cummings, Aimee Laurence, Willa Fitzgerald, Aneurin Barnard, entre otros.
La historia gira en torno a Theo Decker (Oakes Fegley), un chico de 13 años que pierde a su madre debido a un atentado en el Museo Metropolitano de Arte. Desde ese momento de shock, Theo pasa a convivir con la familia de su compañero de escuela Andy (Ryan Foust), ya que su padre lo abandonó ni bien nació. Sin embargo, cuando el joven ya se está adaptando a vivir con los Barbour, su alcohólico progenitor reaparece con su novia Xandra (Sarah Paulson) y se lo lleva a vivir con ellos a una zona desierta de Las Vegas. Aún manteniendo escondido el cuadro de “El Jilguero” (Theo se lo llevó bajo instrucciones de un herido luego de la explosión en el museo), el relato continuará alrededor de qué es lo que pasó con Decker ocho años después.
Con una imponente fotografía del ganador del Óscar Roger Deakins, El Jilguero lamentablemente resulta una terrible decepción. Aunque la cinta cuenta con buenas actuaciones por parte de Oakes Fegley y Finn Wolfhard, la estructura narrativa y el guión fallan al 100%, logrando que las dos horas y media de duración se vuelvan tediosas por no poder transmitir en el espectador ni un ápice de emoción.
Aunque la preadolescencia del protagonista consigue captar el interés por los trágicos momentos con los que tuvo que lidiar, la película nunca consigue definir su tonalidad. En vez de profundizar sobre la culpa, el miedo, la soledad o el enamoramiento a partir de un suceso atroz, el director prefiere dejar todo eso de lado para continuar mostrando la triste vida de Theo. De esta manera llegamos a la conclusión de que este tipo de historia que supo funcionar como novela, no era la indicada para ser adaptada a la pantalla grande.
Por otro lado, justo cuando se empieza a creer que Ansel Elgort no tendrá una gran participación, el filme avanza ocho años después para mostrarnos la vida de adulto de Theo. Aún más colmada de golpes bajos, el tercer acto de la película, donde surge un conflicto que parece sacado de la galera y nada tiene que ver con lo planteado anteriormente, termina catapultando todo al fracaso.
Con diálogos poco creíbles, sin un mensaje claro y, por sobre todo, incapaz de conmover, El Jilguero sorprende para mal teniendo en cuenta que su director hizo la maravillosa Brooklyn (2015). Si la penosa vida de Theo te llama la atención, seguramente el libro es mejor opción que este largometraje.