“SON AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS”
Las personas estamos atravesadas por circunstancias, situaciones que conjugan muchas sensaciones en un mismo lugar. Muchas veces no llegamos a explicar las razones de porqué algo toma tanto significado para nuestras vidas. En este sentido, hay “cosas” que se tornan sumamente importantes porque nos remiten a muchos otros aspectos. En El jilguero lo que toma protagonismo es un cuadro, que conjuga muchas de las emociones de un hombre.
Theodore pierde a su madre en un atentado terrorista a los 13 años. El momento en el que pasan estos hechos lo acompaña hasta la adultez, lo traba emocionalmente. El joven siente, aún habiendo pasado varios años, una gran culpa por la muerte de su madre. La película narra cómo sigue el niño luego de la pérdida de este ser querido. Al no tener un padre presente, es una familia adoptiva temporalmente la que lo acoge.
El cuadro de El jilguero es lo último que contemplan juntos Theodore y su madre. Esta es una de las razones por las cuales esa pintura tiene tanto valor para el protagonista. Ante la soledad con la que se enfrenta en varios momentos de su vida, el cuadro simboliza ese abrazo añorado. Pero el film luego explora cómo ese objeto se va llenando también de muchos otros significados.
La película argentina El estado de las cosas se ponía a pensar, mediante las subastas, cómo depositamos en ciertos objetos muchos anhelos y recuerdos. Cómo viven junto a las personas elementos que cobran un gran valor para ellas. En El jilguero aparece esta reflexión también, pero de manera solapada y centrada en el objeto artístico. Muchos de los vínculos más significativos para el protagonista están asociados a estas creaciones. La madre adoptiva comparte con él el amor hacia ciertas pinturas, que contemplan juntos casi como un secreto. Su amigo del local de antigüedades, en el que luego trabaja, le enseña el amor por los muebles antiguos. Y su madre aparece como la iniciadora de la contemplación artística.
Se puede pensar también al cuadro de El jilguero como una analogía. Es el dibujo de un pájaro muy bello y atractivo, que parece en libertad. A primera vista llama la atención por esas características, pero que luego al mirar mejor se puede observar que tiene una cadena muy fina que lo mantiene amarrado a la base en la que está apoyado. El jilguero bien podría ser el estado de Theodore en su adultez. Nos encontramos ante un hombre que se muestra socialmente muy estable y carismático, pero que en los momentos íntimos sigue encadenado a un pasado que no lo deja vivir en libertad.
Aunque por momentos la película parece perderse en ciertas narraciones, hacia el final logra reunir varios de esos elementos dispersos para dar un buen cierre. El interesante planteo que va tramando se apoya en una bella fotografía. Hay un momento memorable, captado en una imagen. Esta es la figura de espalda de un amigo de la adolescencia de Theodore, con un paraguas abierto en medio de un día soleado. Esta rebeldía que nos deja pensando, que mantiene nuestra atención y la cual le damos diferentes interpretaciones es una perfecta metáfora del arte.