Otra lección de moralidad por parte de Eli Roth
El Lado Peligros del Deseo (traducción casi metafísica para Knock Knock) es la remake de Death Game, film de 1977 de Peter Traynor (que oficia en esta de productor ejecutivo). Para entender un poco como funciona la nueva película de Eli Roth es necesario destacar que Death Game (si bien estaba lejos de ser una obra remarcable) estaba circunscrita en un grupo de films de terror al que me voy a limitar a denominar como terror post-hippismo. Estas obras salvajes y gráficas reflexionaban sobre como el ideal hippie (con el LCD, el sexo libre y la espiritualidad pagana incluidas) se convirtió en pesadilla, destruyéndolo como posibilidad, a raíz de los crímenes perpetrados por Charles Manson y su “Familia” a fines de la década anterior. Obviamente no es casualidad que el gore más brutal dado en el cine estadounidense esté en la década de los 70´s pero no es sólo la violencia el motivo que Manson inspiró en esos cineastas.
De todas las temáticas que derivó (sectas, locura inducida, etc), Death Game se colocaba particularmente en una suerte de subgénero en donde el disparador dramático estaba dado por la irrupción de la morada y posterior tortura/asesinato de sus habitantes con objetivos poco claros o notoria aleatoriedad. Si bien Manson tenía un plan, lo que en su momento más impactó a los medios fue la elección aparentemente casual de sus víctimas. El establecimiento de una amenaza ajena a toda lógica, fue un terreno fértil para desarrollar el terror. Los medios de comunicación lo hicieron primero y luego el cine. Este fantasma mantiene su presencia a través del tiempo en obras tan dispares como Funny Games y Los Extraños por ejemplo.
El Lado Peligros del Deseo trata al sexo y la marihuana desde una perspectiva tan pueril que da vergüenza ajena. Lo más llamativo, sin embargo, es el aleccionamiento dogmático que hace con estos elementos. “El infiel merece ser castigado”, ese podría ser sólo el motor que lleva a Genesis y Bel (la elección de nombres no es nada sutil) a realizar sus actos. Sin embargo, Eli Roth, decide una vez más ser él mismo el que imparte la lección y convertir esto en la moraleja de su obra.
Para ejemplificar esto voy a relatar una de las secuencias. Keanu Reeves, en lo que es lejos su peor actuación (y eso ya es todo un decir en su filmografía) cae finalmente ante la tentación de cogerse a Genesis y Bel. La escena está diagramada así: Plano de una ventana a través de la cual se ve que afuera llueve mucho; un primer plano de él gritando de satisfacción; un plano detalle de una teta, un plano detalle de un portarretratos con su feliz familia; un plano detalle de la mano de él (sin anillo) agarrando con fuerza la mano de una de las chicas; un primer plano de una de las chicas gimiendo; un plano detalle de una pierna; se repite el plano de las manos de él agarradas a las de la chica a la que se suma una nueva mano; se repite el plano del portarretratos; se repite el primer plano de él gritando y corta a un plano aéreo desde donde se ve la casa en plano cenital y además, como caen furiosas las gotas de lluvia. Así termina la escena, triangulando la relación acto de infidelidad-familia con la mirada omnisciente o al menos cenital de dios llorando. Así de pelotuda es la película (en estrictos términos de Fontanarrosa).
Así como en Hostel incurría en el porno tortura sin demasiada justificación en El Lado Peligroso del Deseo, Eli Roth no muestra ni una gota de sangre con la misma falta de criterio.
Es pelotuda porque se tarda 15 largos minutos de metraje en contarnos a la familia feliz del protagonista, otros 25 en mostrarnos la solidez moral del tipo para hacérsele el difícil a estas dos chicas y la incapacidad de ellas de no ser (ante una situación muy beneficiosa) efectivas para encamárselo. Luego, cuando por fin se concreta el plan, estas mismas mujeres no sabrán, (me corrijo) Eli Roth, no sabrá cómo llevar la película a una zona de peligro real. El director tampoco sabrá cómo generar suspenso con las cartas con las que decidió jugar, entonces, decide usar toques de comedia que no sabe estructurar orgánicamente. Por otro lado, intenta incursionar en cierto aspecto psicológico de las muchachas pero lo hace de manera tan burda que rápidamente lo deshecha (durante la propia diégesis del relato). Estos elementos terminan colocando al relato en un limbo temático/formal del que no va a poder salir nunca.
El Lado Peligroso del Deseo condensa lo peor de la visión polarizada de la mujer que había ensayado en Hostel, con su ya característica tendencia hacia el aleccionamiento (Aftershock, Hostel 1 y 2, Cabin Fever). La diferencia con este nuevo film es que nunca el director se había mostrado tan inconsistente para llevar adelante una idea de tamaña simpleza.