"ARROLLADOR BIOPIC CON UN DiCAPRIO GRANDIOSO" (por halbert)
Basada en la biografía del broker neoyorquino Jordan Belfort, que pasó 20 meses en la cárcel tras descubrirse que había sido el responsable de un fraude masivo en los años 90, Martin Scorsese y Leo DiCaprio vuelven a unirse para hacer de las suyas. Esta vez, con un arrollador relato verídico que no deja indiferente y pega duro al espectador, el director propone un viaje (largo, de 3 horas) por la vida de un hombre arriesgado, que burló los sistemas de seguridad y corrompió todos los rincones de Wall Street. Condenado a prisión por manipulación del mercado de valores y defraudación, Belfort fue obligado a restituir más de 100 millones de dólares.
La película es más divertida que emotiva: el corrosivo humor impuesto por Scorsese atraviesa toda la cinta, mostrando de forma grandilocuente el efímero ascenso de este joven, al que Leo le pone todo, convirtiéndose en el centro total y absoluto de los 180 minutos. El filme es eufórico constantemente, pero se permite escenas dialogadas extensas, destacando la que DiCaprio y Matthew McConaughey llevan adelante en los primeros minutos. Dado el origen literario del filme (adaptado de la novela autobiográfica de Jordan Belfort) se cuelan demasiadas instancias del protagonista hablando a cámara cual narrador, abusando Scorsese del recurso.
Puede que con sus 2 horas y 59 minutos de duración “El lobo de Wall Street” sea la película más larga de la filmografía de Scorsese, pero aun así ha tenido que sufrir cortes que originalmente no estaban en la mente del autor. Cuando la Motion Picture Association of America (MPAA) tuvo ocasión de ver la película, avisó al cineasta que iba a ponerle una delimitada clasificación de NC-17 (prohibido a menores de 17 años) debido a las escenas de sexo, por no hablar del indiscriminado uso de drogas. Para asegurarse una clasificación R (menores de 17 años requieren ir acompañados de un adulto), un escalón menos de restricción respecto a la anterior, su realizador aceptó recortar ciertas escenas de sexo y desnudos.
La actuación de DiCaprio es oscarizable, porque se compromete en cada escena, poniéndole cuerpo y alma a su Jordan. La agobiante escena en la que debe arrastrarse hasta su auto, imposibilitado por los efectos de las drogas, es tan patética como divertida. DiCaprio se desnuda ante el espectador en todos los sentidos posibles; nunca antes lo habíamos visto tan expuesto en escenas de alto contenido sexual, participando de orgías y metiéndose droga por la nariz incansablemente.
Un secundario de lujo como Jonah Hill, una despampanante de enorme belleza como Margot Robbie, un ajustado Jean Dujardin (de “El artista”), la gran presencia actoral del director Rob Reiner, y la breve pero inolvidable participación de McConaughey, se destacan junto a Leo y se ponen a la altura de la difícil tarea de componer el entorno que rodeó al dominante Belfort.
Con un ritmo que no decae, Scorsese vuelve (luego de su anterior “Hugo”) al estilo que lo hizo único: aquél de “Buenos muchachos” o “Casino”, y hace pasar largas horas en la butaca, que resultan un cimbronazo que deja exaltado al espectador, con ganas, tal vez, de un poquito de la alocada e impetuosa existencia del protagonista.