Lo mejor de El lobo de Wall Street es la extraordinaria narración de Martin Scorsese, quien da una cátedra de como filmar una película de tres horas y que el espectador se olvide por completo de su duración.
Ahí es donde se encuentra la magia de un gran narrador.
La trama presenta una historia que ya vimos varias veces en el cine y tiene que ver con el ascenso y caída de un cretino, que en este caso se centra en el mundo de las finanzas de Wall Street.
Es la clase de argumento basados en hechos reales que en el pasado se narró en Buenos muchachos, Casinos o Blow (Johnny Depp) por mencionar tres casos conocidos.
Primero conocemos al protagonista en sus comienzos humildes hasta que hace algo notable en su vida que le permiten conseguir, grandes cantidades de dinero y luego vienen los excesos y ciertos errores que generan su caída.
En este caso la propuesta se centra en la figura de Jordan Belfort, quien trascendió en el mundo de Wall Street por su capacidad para hacer fortunas con estrategias fraudulentas y sus excesos en la vida social que lo convirtieron en un personaje famoso de la cultura de los años ´80 en Estados Unidos.
La película que se basa en sus memorias sobre aquellos años y describe con bastante crudeza el descontrol que vivió este sujeto con algunas situaciones que parecen inventadas para el cine pero que fueron reales.
La característica principal de este nuevo trabajo de Scorsese es que el film está plagado de humor y de situaciones grotescas como no se vieron en ningún otro film de Scorsese.
El lobo de Wall Street tiene una estructura narrativa muy similar a la de Buenos Muchachos, con la particularidad que el humor y la situaciones bizarras tuvieron más fuerza en este relato.
Leonardo DiCaprio ofrece otro buen trabajo actoral, que si bien no asombra tanto como lo que hizo en J.Edgar, tiene momentos fabulosos donde su personaje transita por cambios radicales de emociones.
El siempre irritante Jonah Hill tambien tiene escenas donde llega a destacarse con un rol que 30 años atrás probablemente hubiera interpretado Joe Pesci, que es un actor mucho más groso.
Dentro del reparto por lejos el mejor trabajo lo brinda un brillante Matthew McConaughey, quien se roba mal los breves minutos en los que aparece.
Acá es el mentor de DiCaprio y la escenas que tiene son tan buenas que llegás a lamentar que luego desaparezca en la historia.
No creo que El lobo de Wall Street califique con el tiempo entre los grandes clásicos de Scorsese pero es una muy buena película que logra engancharte por completo con su historia durante tres horas y eso es un gran mérito de Scorsese.