Una nueva colaboración entre la dupla Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio, en este caso en la asombrosa adaptación del best seller de Jordan Belfort en el que cuenta todas sus aventuras como corredor de bolsa “El Lobo de Wall Street” (USA, 2013).
Con un gran empeño por reconstruir el obsceno consumismo de la década del ochenta (ropa, lujos, autos, yates, helicópteros,etc.) el director acompaña a Jordan (DiCaprio) desde su primer trabajo hasta erigir Stratton Oakmont, una empresa de acciones que timó a miles de consumidores de escasos recursos quitándoles el poco dinero que poseían.
Pero Jordan no está solo, junto a él hay un grupo de fieles seguidores a los que formó y entre los que se encuentra Danny (Jonah Hill), alguien con el que acepta fundar su empresa luego que éste renunciara a su trabajo al enterarse la cantidad de dinero que Jordan gana por mes.
El duelo actoral entre DiCaprio y Hill es de lo mejor de la película en la que también se destacan las actuaciones de Rob Reiner (como el nervioso padre de Jordan), Matthew McConaughey (como el mentor de Jordan), Jean Dujardin (como un banquero Suizo) y Margot Robbie (la segunda mujer de Jordan, la que le perdona cualquier cosa).
Por momentos “El Lobo…” parece una mezcla de “Wall Street”(de Oliver Stone) con “Dinastía” y “División Miami”, pero al centrarse Scorsese en los excesos (drogas, alcohol, prostitutas), las comparaciones se caen y todo lo que nos queda es un sueño y una mentira, como las que Belfort vende por teléfono.
Desde el startup de una empresa, hasta la caída de la misma, acompañamos a Jordan y empatizamos siempre con él, más allá de saber que lo que hace es ilegal, y que está mal, y que todo lo que hace cruza la ley. Pero lo perdonamos. No nos importa. Jordan nos habla a cámara, nos explica lo que no entendemos y nos hace avanzar o retroceder en los hechos más relevantes.
Hay escenas de una increíble audacia, como la comunicación telepática entre el banquero suizo (Dujardin) y DiCaprio, o cuando Jordan nos avisa que Danny está colocado al máximo con una droga, pero se ajustan al verosímil que a lo largo de las tres horas que dura el filme Scorsese propone y construye.
Jordan es un coach nato, que sabe cómo vender cualquier cosa, y Scorsese y DiCaprio también. La dupla funciona a la perfección y el director ha logrado conseguir lo mejor de este actor en las últimas películas en las que ha participado.
“El Lobo…” tiene muchos puntos en común con “Casino”, por lo épico de la construcción de la saga de una persona que desde lo más bajo construye un imperio, pero también en lo interesante de un biopic sobre otro de los pilares de la estafa norteamericana.
El repaso histórico dota también de una gran entidad a la película. Como así también las digresiones fílmicas y oníricas que Scorsese regala de tanto en tanto.
La experimentación con las drogas y las mujeres, como así también los intentos por esconder los deslices que a diario se cometían en la empresa: “No somos ortodoxos, sólo un poco escandalosos” dice Jordan en un momento, hacen que cuando el FBI, con Greg Coleman (interpretado por Kyle Chandler) lo empiece a acosar, parece que estemos viendo “Atrapame si puedes”, otra película interpretada por DiCaprio.
Algunas reflexiones sobre el matrimonio, la lealtad, el esfuerzo y el trabajo en equipo, se cuelan como subtexto en una película que intenta demostrar que nadie puede llegar a ser tan malo más allá de lo que haga, pero también que nada queda impune cuando uno comete delitos. Gran propuesta.