El Maltrecho, la más reciente película de Ernesto Aguilar, nos presenta la historia de Paulo, un ingenuo y aniñado hombre que comienza a trabajar en una verdulería regenteada por una singular pareja de lesbianas. Mientras una de ellas (Gabi) lo maltrata y llama despectivamente “quasi” cada vez que quiere ordenarle algo; Cecilia tiene un trato mucho más cálido para con el que, de alguna manera, roza la seducción. Rendido ante su trato cariñoso, Paulo se enamora perdidamente de ella, sin imaginar los problemas que se le avecinan.
Lo primero que notamos al ver esta película es su bajísima calidad de producción. Pero al decir esto, no sólo me refiero al apartado técnico (ya que hay muchos filmes amateur que, a pesar de contar con un presupuesto nulo, se las ingenian para contar una historia de manera interesante), sino también a la falta total de interés artístico y narrativo que parece tener el director. A la mala calidad de imagen y sonido, se le suma la ausencia de algún plano creativo o ingenioso, actuaciones acartonadas y un negligente trabajo de producción que atenta de lleno con la coherencia de la historia. Ejemplo de esta negligencia es el poco cuidado estético de la fotografía, el perezoso montaje y las inverosímiles escenografías.
Mi intención no es menospreciar el trabajo de nadie, ni interpretar las intenciones del director, pero el resultado final da la sensación de ser un proyecto hecho sin ganas, por obligación. Hoy en día, gracias a la oferta tecnológica que existe, prácticamente cualquiera puede filmar su propia película sin resignar calidad; sumado al hecho de que Aguilar es un director independiente que tiene una filmografia sumamente extensa (por ende, podemos suponer que cuenta con experiencia más que suficiente) resulta curiosa su poca capacidad para poder ensamblar todos los aspectos necesarios para contar una historia audiovisual.
Conclusion
El Maltrecho es una película que no logra destacarse en ningún aspecto; la muy pobre habilidad narrativa, el confuso y poco interesante guión, las flojas actuaciones y la despreocupada producción, dan como resultado un producto de muy baja calidad artística que no transmite nada.