Filmada en un riguroso blanco y negro El mejor de nosotros es una propuesta atípica para una cartelera acostumbrada a títulos convencionales que no toman ningún riesgo a la hora de su realización.
Su director Jorge Rocca es un todoterreno de nuestro cine, pasó por todos los rubros detrás de cámara, mayormente especializado en áreas de producción. Dentro de la dirección este es su prolongado segundo largometraje luego de que en 1993 debutara con el film de culto Patrón, película con la que comparte alguna decisión estética y no tanto narrativa.
El Mejor de nosotros adapta la novela de Sergio Olguín, Lanus, a la cual le introduce los suficientes cambios para adaptarla a una realidad actual más ligada a lo rural, a lo interno de nuestro país.
Filmada en Tucumán (la novela transcurre en el Gran Buenos Aires), nos cuenta la historia de cinco amigos que crecieron en un pueblo chico del interior de la provincia norteña. Como suele suceder, al madurar cada uno tomó caminos distintos, y mientras tres de ellos se quedaron en el pueblo, dos ellos probaron suerte en la Ciudad.
Pero un hecho los sacude, Francisco (el joven integrante de Los Nocheros Álvaro Teruel en su debut actoral), uno de los tres que se quedaron en el pueblo es asesinado, esto hará que los cuatro restantes vuelvan a reunirse.
Adrian (Iván Balsa) regresa y se encuentra con que las cosas no han cambiado demasiado, sus dos amigos Gustavo (Joaquín Ferrucci) y El Chino (Sergio Prima) aún continúan en actividades no muy claras, una peligrosa relación con la típica mafia que maneja pueblos del interior. Por otro lado, Rafael también regresa, pero transformado en Vanesa (Claudinha Rukone). Ahí están los cuatro juntos nuevamente, a los que hay que sumar a Mariela (María Luz Subiela), la novia de Francisco, que hace su juego para sembrar la duda y hacer que los cuatro empiecen a sospechar entre sí.
Típica historia de intriga y traición de amistades, lo sorpresivo y auspicioso de El mejor de nosotros es su austeridad de recursos pero su ambición de contar una historia que apunta a más. Muchas tomas abiertas, aire libre, fotografías ascética (como la que ya utilizó Rocca en Patrón), actores locales o pocos conocidos, y resultados que si bien pueden ser desparejos no dejan de ser alentadores.
El mejor... es una película que respira pueblo e interior por todos sus poros, es una producción chica y que maneja sus ritmos de relato. Pero aún así, aún cuando se toma la oportunidad de hacernos creer que no pasa nada, hay una cierta tensión creciente, apenas percibida. Con los elementos que contaba se podría haber recaído en la típica historia de cotidianeidad mezclada con drama de progreso, sin embargo se anima a un suspenso que interesa al espectador; con eso sólo le alcanza para ser un proyecto digno de celebración.