Cuando los quinieleros eran los villanos
Atento a sus escarceos amorosos, un joven desatiende las reiteradas llamadas de su amigo, que le pide refugio en la noche. Al día siguiente le avisan que el infeliz ha sido muerto por la policía, supuestamente mientras intentaba robar un auto. La novia del infortunado sospecha de los demás amigos. Eran un viejo grupo: Adrián, que busca trabajo, Gustavo, que trabaja para el pesado del barrio, el Chino, mecánico también a las órdenes del referido sujeto, y Rafa, que ahora se llama Vanesa. "¿En qué trabajás?", le preguntan. "Underwear", responde, y parece más vivo que los otros. Por lo pronto, ya le compró el departamento a la vieja.
En la lista de gente poco confiable cabe agregar una chica linda pero vueltera, un tío mal bicho, una Vanessa con dos eses y cobro por turno adelantado pero de buen corazón, si hemos de creerle, la referida novia viuda, el bebé que lleva en la panza pero no por mucho tiempo, el mafioso, sus adjuntos, que de chicos nunca tomaron la sopa pero igual son peligrosos, y dos viejos que vieron algo pero no quieren soltar prenda. La policía no cuenta, ni aparece.
Tal es el planteo, versión libre y tucumana de la novela "Lanús", de Sergio Olguín. Amistades puestas a prueba, muchachos de estos tiempos, el asunto puede interesar. Lo benefician la problemática (que también toca el aborto como algo casi naturalmente aceptado), la fotografía en blanco y negro, la ambientación en Monteros y cercanías. Lo afectan la irregular calidad del elenco, algunos puntos sueltos del argumento, y cierta desactualización: el pesado es apenas un quinielero dueño de un desarmadero. En estos tiempos, frente a narcos y barrabravas, un quinielero es casi un angelito. Como sea, Rolo Andrada lo interpreta debidamente.
A destacar, también, Joaquín Ferrucci (el Gustavo), la soltura de Claudinna Rukone como el Rafa Vanesa, y la breve participación de Alvaro Teruel, el más joven de Los Nocheros, como el amigo que pudo ser el mejor de todos, pero no lo dejaron.
Realizador, Jorge Rocca, productor de Subiela, Mignogna, Alejandra y otros buenos, y director de un drama lejano y terrible, "Patrón" (1995), sobre texto de Abelardo Castillo.