Viaje al interior de la política
En su tercer largometraje, el siempre talentoso y provocativo director de Zéro défaut y Versailles describe con bastantes más hallazgos que problemas la actividad cotidiana de un ministro de transportes francés (el gran Olivier Gourmet) y las relaciones con el resto del gabinete y con sus subalternos (desde sus asesores hasta su chofer personal).
Thriller psicológico que combina la tensión de un Michael Mann con el retrato moral y humanista de los hermanos Dardenne (ellos mismos productores de este film y seguramente impuslores de su actor-fetiche como protagonista), El ministro tiene como punto de inflexión un trágico accidente vial. El debate, entonces, pasa por si privatizar o mantener bajo la órbita pública el mantenimiento de la red de transporte. El funcionario -opuesto al traspaso a manos privadas- deberá tejer una compleja madeja de alianzas hacia el exterior y el interior de su círculo para sostener su posición (y sostenerse en el cargo).
Si bien no todas las secuencias de este film son igualmente eficaces (hay algunas realmente notables), se trata de una descarnada, minuciosa, impiadosa y apasionante mirada al estrés, la presión, la adrenalina, las contradicciones y la "locura" de la política y, sobre todo, de la gestión (desde lidiar con los medios de comunicación hasta con los recortes presupuestos y las reivindicaciones sindicales), de ese "ejercicio del Estado" al que alude el título. Se lucen también en papeles secundarios Michel Blanc, Zabou Breitman y Laurent Stocker. Así, aunque no es un guionista y director joven (tiene múltiples aportes a la TV), Schoeller se consolida de forma definitiva como uno de los autores franceses a seguir muy de cerca.