Un hombre de poder se enfrenta a una crisis: ministro de trabajo, un accidente con muchos muertos lo pone en el foco de una tormenta donde arrecian juicios, chicanas, negociados y todas esas cosas que en Francia alimentan una ficción pero se han vuelto pan cotidiano en la Argentina. El tono irónico del film, que juega casi al humor negro en algunas secuencias, no oculta que, a pesar del suspenso, es poco lo nuevo que tiene para mostrar sobre la relación entre poder político y dineros sucios.