Una sombra ya pronto serás
El director de Lo que sé de Lola (2006) y La mujer sin piano (2009) filmó en buena parte del territorio argentino una road-movie existencialista (o, mejor, mortuoria) sobre un veterano killer profesional (José Sacristán, premiado en el Festival de San Sebastián por este trabajo) que se entera de que le queda poco tiempo de vida y -con un cargamento de morfina a cuesta para paliar sus crecientes dolores- se embarca en una Ford Falcon rural en un largo e imprevisible viaje final hacia el Norte lleno de enredos y vueltas de tuerca. Se le sumará luego una mujer desesperada con quien vivirá situaciones tragicómicas.
Hasta aquí (película de camino, asesino a sueldo, el tema de la muerte) la narración podría transitar por caminos esperables y conocidos, pero Rebollo apela todo el tiempo a una ambiciosa (pretenciosa) voz en off que "dialoga", "interactúa" y por momentos se anticipa a la acción que veremos pocos segundos después.
El mecanismo -que remite inevitablemente a Historias extraordinarias, de Mariano Llinás- abruma y distancia más de lo que aporta a un film que, visto desde la Argentina, pendula entre lo curioso, lo pintoresco, lo obvio y lo banal en su mirada a las desventuras de un antihéroe suelto en el interior profundo de nuestro país.