En 1933, David Alfaro Siqueiros desembarca en Buenos Aires para dar una serie de conferencias sobre el futuro del arte. Charlas que provocan serias polémicas entre la concurrencia. En esa instancia, Natalio Botana, director del diario “Crítica”, lo compromete a pintar un mural en el sótano de su residencia. Mientras el artista lleva adelante la tarea, secundado por Castagnino, Berni y Spilimbergo, esa mansión será escenario de secretas y feroces pasiones. Blanca Luz, poeta uruguaya y mujer de Siqueiros, coquetea con Pablo Neruda y se convierte en amante de Botana a espaldas de su esposa, la temible Salvadora Medina Orduña, quien, al descubrirlos, revela un secreto familiar que desemboca en tragedia. La historia del mural de Siqueiros fue tema de un documental admirable de Lorena Muñoz. Héctor Olivera, elige una puesta en escena coral, muy cuidadosa en todos los rubros, para instalar un culebrón intenso, donde anidan la furia y el deseo, en la casona del magnate legendario.