El mural

Crítica de María Eugenia D'Alessio - A Sala Llena

La belleza del mural Ejercicio Plástico, creado por David Alfaro Siqueiros (interpretado por Bruno Bichir) con la ayuda de Lino Spilimbergo (Martín Salazar), Antonio Berni (Nahuel Cano) y Juan Carlos Castagnino (Javier Drolla) en el sótano de la mansión de Natalio Botana (Luis Machín) y todas las circunstancias que rodearon su realización, son el puntapié inicial de esta historia.

Ambientada en la Argentina de los años ’30, El Mural relata el tiempo que pasó en nuestro país el extraordinario artista mexicano junto a su mujer, la bella y rebelde poetisa Blanca Luz Brum (Carla Peterson), cuando aquél fuera invitado por Victoria Ocampo a dar una serie de conferencias sobre arte en la Asociación que ella presidía. El muralista, quien además no había podido concretar su sueño de pintar en los silos del puerto, aprovechó la ocasión para exponer sus ideas comunistas y revolucionarias, por lo que las conferencias fueron canceladas.

Es entonces cuando el ambicioso fundador del diario Crónica aprovecha la situación; ofrece al pintor casa y comida para que prolongue su estadía en el país y llevara a cabo la famosa obra en el lugar que luego destinaría a sus ratos de ocio.

Blanca Luz no tarda en conquistar al mecenas de su esposo, y no duda en traicionar a Siqueiros. Botana se rinde ante la belleza de la escritora y en su propia casa engaña a Salvadora, su anarquista y depresiva esposa, encarnada de manera brillante por Ana Celentano.

La densa trama en la que se mezclan infidelidades, pasión por la defensa de los ideales, política y corrupción involucra a muchos personajes. Todos son intensos y fuertes, encarnados por actores de trayectoria compenetrados en sus papeles. Es aquí en donde se evidencia la mano de un director que sabe lo que busca: a pesar de la cantidad de personajes y de sus complejas realidades, la línea argumental no se diluye sino que, al contrario, cobra fuerza y significado en cada uno de ellos.

La belleza está presente durante todo el film a través de una puesta en escena impecable. La música, la iluminación, ambientación, el vestuario… Es estética pura cuidada al detalle. Absolutamente todo en este film demuestra el trabajo impecable del consolidado Héctor Olivera —director de La Patagonia Rebelde, El Caso María Soledad, Ay Juancito, entre muchas—, capaz de llevar a la pantalla una verdadera obra de arte.