Eva (Mora Recalde) se pelea y abandona a su novio Gastón (Javier Drolas) porque no quiere quedar embarazada. Este punto de partida de la historia, dirigida por Martín Desalvo, resulta fallido pues todo lo que sucede luego es lo contrario de lo que quería la chica, pues se inicia la aventura de la protagonista luego de la separación, incentivada por su amiga Laura (Romina Richi), dediucada a buscar “chongos” para embarazarse porque el reloj biológico corre, tiene 38 años y considera que no tiene tiempo para perder.
Pensada en tono de comedia, con una fórmula utilizada en varias oportunidades, donde lo que se trata es el universo femenino y los deberes que tiene que efectuar y cumplir con su familia en particular, y la sociedad en general, para realizarse como persona, vemos a Eva perdida, sola, trabajando como profesora de bajo y pretendida por varios hombres.
La narración es ágil, no da respiro, siempre le sucede algo a ella o a quienes la rodean. El lenguaje que utilizan las chicas, poco sutil, muy directo y descriptivo en ciertas partes o acciones, no resultan muy agradables de escuchar cuando salen de sus bocas.
Ella se presiona, y los demás la presionan, para que tenga hijos. La desesperación no la hace razonar con tranquilidad porque las ilusiones la dominan y se acuesta con cuanto tipo se le cruza en su camino.
La pregunta que habría que hacerse o, mejor dicho, tendría que formularse Eva, es el por qué abandonó la convivencia con su novio si jamás le dijo que no lo amaba,y al poco tiempo tiene la necesidad imperiosa de tener un hijo.
La contrariedad de estas situaciones, no le permiten a la realización tener una coherencia argumental como para que la historia sea fuerte. Sólo la salvan las actuaciones, especialmente la de Mora Recalde, quien ejecuta una amplia gama de gestos y sentimientos para que sea creíble su personaje y el espectador se identifique con ella.
Eva es más fuerte de lo que piensa, pero este tema la sensibiliza mucho, no le permite ver las cosas claramente, y eso la abruma inexorablemente