Después de las personales Las mantenidas sin sueños (codirigida con Vera Fogwill) y El día trajo la oscuridad, Martín Desalvo incursiona en una comedia dramática que pretende ser actual pero en realidad va a contramano de los tiempos que corren. Porque en pleno rebrote del feminismo, Eva (Mora Recalde) se pasa toda la película buscando un hombre que la embarace: acaba de cumplir 38 y está desesperada. El famoso tema del reloj biológico, que ya parece atrasar.
De todos modos, la vigencia de la temática es lo de menos. La mayor objeción a El padre de mis hijos es que no logra construir situaciones efectivamente divertidas. El guión -de Alejo Flah y Agustina Gatto- está a medio camino entre las Mujeres alteradas de Maitena y el monólogo de alguna standapera trasnochada. Llamar a las cosas por su nombre (“No sabés la pija que tiene: el Aconcagua”, dice una; “Tenés que coger con objetivos”, dice otra) no alcanza para suplir la falta de gracia. Tampoco es fácil sentir empatía dramática con la protagonista, más parecida a una nena caprichosa que a una mujer en problemas.